domingo, 31 de julio de 2016

Al filo de la lengua: esclavos o libres

Por Juan Carlos Monedero (h)

(Presentación de “Lenguaje, Ideología y Poder” en la feria del libro de Oberá, Misiones, con prólogos del Padre Alfredo Sáenz y el Dr. Antonio Caponnetto).


          En los MMCC, tanto programas, radios, noticieros como también desde ciertas cátedras, en muchas consignas y proyectos políticos e incluso desde los púlpitos, se puede percibir ciertas nuevas palabras, cierto nuevo lenguaje que se pronuncia, que se repite y que de esta manera queda instalado en las conversaciones.

Hace ya varios años se advierte este avance lingüístico, coordinado, lo que da a pensar que se trata no de un espontáneo o azaroso proceso sino de algo que obedece a una planificación. El hecho de que sea coordinado nos hace pensar que detrás hay una mente que lo ha pensado (y no que se trata de algo puramente casual). Intentaremos mostrar en esta presentación que la implantación y –más aún– imposición de estos vocablos, de este nuevo lenguaje, de estas nuevas palabras, no se explica por el dinamismo que el castellano naturalmente experimenta. No. Este nuevo vocabulario responde a oscuros intereses, su aparición y difusión es intencional, deliberada, no espontánea. Se trata, como veremos enseguida, de una auténtica ideologización del lenguaje, puesto al servicio de poderes siniestros.

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          Si quiero una vida sana para mis hijos, sin adicciones ni desórdenes morales, soy “cerrado”. Esa es la etiqueta que me cuelgan: “mente cerrada”. Si, en cambio, tolero el consumo de marihuana en mi casa, en las calles, en las plazas, entonces “soy abierto”. Seré así simpático, razonable. Los que hacen negocios con las drogas, agradecidos.

Si soy docente y corrijo a mis alumnos, seré tildado de “autoritario”. “Reprimo su espontaneidad”, dirá algún sofista. Si, por el contrario, dejo que la clase sea una jungla, si permito que en el aula reine el descontrol, las interrupciones y los gritos, seré un profesor “comprensivo”, “horizontal”, “tolerante”, “moderno”. ¡No importa que los chicos nada aprendan, que carezcan completamente de herramientas para la universidad! ¡No importa que no lean comprensivamente, que no tengan métodos de estudio! Lo que importa es “la libertad” del alumno. No como “antes”, como esos profesores antiguos, realmente perversos. Lo que importa es “ser abiertos”, porque así formamos parte de ese engendro que se ha dado en llamar “escuela nueva”, donde la demagogia se disfraza de noble psicología y la comodidad se disfraza de “paciencia docente”.

¿Y a quién beneficia el descontrol de los jóvenes? Evidentemente, a quienes hacen negocios con chicos descontrolados, desorientados, carentes de una conducta y sumidos en el caos. ¿Quién consume más en los lugares de diversión y de entretenimiento? ¿Qué modelo de joven enriquece más los bolsillos de ciertos empresarios muy poderosos y sin escrúpulos?

Si quiero calles y avenidas ordenadas para transitar sin piquetes, se me acusará de no ser “sensible” a las “protestas sociales”. Y seré arrojado al Infierno, destinado a los que pensamos que sufrir una injusticia no da derecho a cometerla. La comisión del delito es una “protesta social”. Su castigo, es “autoritarismo”. ¿Hasta dónde ha llegado este abuso de las palabras?

Si pienso que dentro del vientre materno hay una persona, seré mirado con alerta. Si –usando la lógica– sostengo que abortar es un crimen en base al principio general de que matar a un inocente es un crimen, se me tildará de “extremista”. El que razona, el que usa la cabeza, es un extremo. ¿Se nos estará dando a entender, quizás, que es mejor pasar por idiota para vivir en paz, para vivir tranquilo?

A la hora de hablar sobre el aborto, se presiona para que el lenguaje no se tiña de vocablos cálidos, que remitan al misterio de la vida, al amor de una madre por su hijo. Antes bien, se imponen términos desabridos como “feto” (nunca “niño”), “embrión” o incluso “pre-embrión” (nunca la palabra “bebé”), “embarazo no deseado” (en vez de decir “persona no deseada”) o incluso la obra maestra de la cosificación del ser humano: la expresión “producto de la concepción”. ¿Cuál es el objetivo? Muy sencillo: invisibilizar el carácter de persona del niño en el vientre materno. Así se promueve el aborto en nuestro país: por la perversión disimulada del lenguaje.

Hay una injustísima discriminación dirigida a la persona en estado embrionario, cuya eliminación se presenta como un “derecho”: el pretendido derecho al aborto. Pero el aborto no es un derecho. Un derecho es el salario, un derecho es la privacidad, la intimidad. Un derecho es la libre circulación, la integridad física. Eliminar a tu descendencia, en cambio, no puede ser nunca un derecho porque –como dice la letra de una canción muy conocida– “Un hijo no se mata”[1]. Claramente, la promoción de este crimen pone a prueba todo tipo de manipulación del lenguaje: su carácter ideológico queda al desnudo, sirviendo como fachada del atropello de los más fuertes, los más poderosos, por sobre los más débiles.

La palabra, como se puede apreciar, tiene un gran poder; con ella se puede crear mundos, como en la Literatura, o se puede destruirlos. Los vocablos pueden ser pan o veneno, pueden aliviar a un amigo o pueden ofenderlo. Y si muchas batallas se han ganado al filo de la espada, son muchas más las que se obtuvieron al filo de la palabra.

Otra pieza de este ajedrez lingüístico lo constituye el término violencia de género, expresión que se intenta instalar en el vocabulario, desde el periodismo hasta las propuestas políticas. Ya no se quiere hablar de “sexo” masculino y femenino sino de “género” para así dar a entender que la conducta sexual no está orientada por la genitalidad o por lo fisiológico. Sin embargo, la ciencia más actualizada no tiene dudas: el único sistema del cuerpo humano que necesita del sexo opuesto es el sistema reproductor. Si los sistemas reproductores (masculino y femenino) no se integran, no llegan a su fin. Mientras que los demás sistemas (circulatorio, respiratorio, etc.) pueden cumplir perfectamente su fin sin necesitar de los sistemas del sexo opuesto.

Se ataca también a los hombres, a los varones, a nosotros, por lo que habrían hecho algunos de nuestro sexo. Saint-Exupery, desde las páginas inmortales de “El Principito”, dijo que “Es una locura odiar a todas las rosas porque una te lastimó”; si es cierto lo que dijo el gran aviador francés, igualmente es cierto que no se puede generalizar y, por la culpa de algunos varones, extender esa calificación a todo el sexo masculino. Por eso, las palabras clave en este ataque a nosotros, los varones, son los términos “violencia de género” y en los últimos tiempos el término “femicidio” con que se pretende reemplazar el vocablo “homicidio”. Estas generalizaciones no son inocentes, no son exageraciones –fruto quizás de un enojo circunstancial, comprensible– sino calculadas injusticias sobre los varones, con consecuencias y efectos muy concretos en la legislación familiar. Así, la presunción se vuelve contra el sexo masculino, la mujer se victimiza y –amparada en el un sentido común tergiversado– abusa de su condición.

Conclusión

           Como en la época de Sócrates y Platón, hay también en nuestro mundo cultural equívocas palabras propulsadas por los sofistas. Y al igual que en la Grecia Antigua, se necesita cierto vigor, cierta valentía para animarse a enfrentar a estos errores; sólo lo que está vivo es capaz de nadar contracorriente. La elección es nuestra: ¿queremos vivir una vida que valga la pena? ¿O pasaremos los días de nuestra existencia convirtiéndonos en esclavos intelectuales, que acepten mansamente cualquier idea, camuflada de eufemismos y bajo un engañoso ropaje lingüístico? ¿Qué vamos a hacer?

Goethe dijo en una ocasión: “Quien piensa lo más hondo, ama lo más vivo”. Abandonemos toda complacencia, toda genuflexión espiritual frente a lo políticamente correcto y hagámonos una sola cosa con la verdad, porque la verdad permanece –«Stat Veritas»: la verdad permanecey porque, como dice el Evangelio de San Juan, la verdad os hará libres.




[1] Un hijo no se mata, de Rocío Quiroz. Video Oficial: https://www.youtube.com/watch?v=7MvvUVmoOeQ

sábado, 16 de julio de 2016

Súplica al Papa



Líderes católicos suplican por más claridad al Papa Francisco mediante un video

             La lista es impresionante. Desde el Obispo Athanasius Schneider y Fr. Linus Clovis a varios líderes de organizaciones Pro-Vida y otros apostolados de matrimonio y familia por el mundo, 16 líderes de vida y familia se han unido en un video para suplicar al Papa Francisco que enderece lo torcido, perpetrado en la exhortación Amoris Laetitia. Una breve muestra del video se puede ver aquí: 



Este video fue producido por LifeSiteNews, que provee más detalles aquí:


https://www.lifesitenews.com/news/plea-to-the-pope-life-and-family-leaders-call-on-pope-to-end-the-confusion

          En un espíritu de amor, humildad y fidelidad, 16 líderes internacionales defensores de la vida y la familia, están pidiendo al Papa Francisco que hable sin ambigüedades la Verdad de la Fe Católica en un poderoso nuevo video, para terminar con la confusión doctrinal, para restaurar la claridad y para ser el Santo Padre que los Católicos necesitan.

         “Estamos viviendo unos tiempos muy especiales, de una profunda crisis dentro de la Iglesia” dijo el Cardenal Athanasius Schneider, el Auxiliar de la diócesis de María Santísima en Kazakistán; quien introduce el video producido por LifeSiteNews.

          “No es un secreto. Es muy evidente. Mucha gente, los simples fieles, están sufriendo por la situación de confusión” agregó.

         El video de 30 minutos, titulado “Súplica al Papa”, llega como resultado de la gran confusión despertada por la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia difundida en Abril, en la que hizo un cantidad de afirmaciones preocupantes sobre el matrimonio, el divorcio, el pecado, la recepción de la Santa Comunión y la educación sexual para los niños. La Exhortación ha generado numerosas interpretaciones contradictorias de varios teólogos como así también de cardenales y obispos.

             El Obispo Schneider dijo que es “muy urgente” que el Papa “afirme más claramente, de una forma muy unívoca -de manera que no deje ningún espacio a las malas interpretaciones- en los temas de la familia y la sacralidad del matrimonio”

           El video contiene una lista impresionante de defensores internacionales de la vida y la familia que decidieron que había llegado la hora de expresar sus preocupaciones por el bien de la Iglesia, las almas y las naciones.

            Algunos de los presentes en el video son:

    ⁃    John Smeaton - Presidente y co-fundador de la Sociedad de Protección del Niño No Nacido, Voz de la Familia
    ⁃    Colleen Bayer - Dama Papal en la Orden de San Gregorio el Gran Presidente, Vida Familiar Internacional de Nueva Zelanda
    ⁃    John-Henry Westen - Jefe de Edición y Co-fundador de LifeSiteNews, Voz de la Familia
    ⁃    Profesor Thomas Stark - Academia de Filosofía y Teología Benedicto XVI de San Polten, Austria
    ⁃    Christine Vollmer - Academia Pontifica por la Vida, Miembro fundador, fundador, Alianza Latinoamericana por la Vida
    ⁃    Preston Noell - Director de la Sociedad Americana por la Tradición, Familia y propiedad
    ⁃    Molly Smith - Presidente del Derecho a Vivir de Cleveland
    ⁃    Profesor Roberto de Mattei - Profesor de la Universidad Europea del Fundador de Roma, Fundación Lepanto
    ⁃    Dr. Thomas Ward - Fundador y presidente de la Asociación nacional de Familias católicas, miembro corresponsal de la Pontifica Academia por la vida.

El video completo, de 30 minutos, puede verse aquí:


La lista de aquellos que se manifiestan en oposición a los errores de la exhortación está creciendo - y eso es muy bueno.












 

Traducido por @franciscox de http://www.onepeterfive.com/catholic-leaders-make-video-appeal-pope-francis-clarity/

miércoles, 6 de julio de 2016

Debate por radio sobre la dignidad de la vida humana y el aborto - RFF (Misiones)

Estimados:

El martes 5 de julio, en el programa “Cuentas Claras”, que se transmite por la radio "La Indispensable" de Oberá, la Srta. Julieta Lardies y yo –ambos por la Red Federal de Familias (RFF) Misiones– mantuvimos un debate en vivo y en directo con Gabriela López (del Plenario de Trabajadores del Polo Obrero) defendiendo la dignidad de la vida humana desde la concepción y sosteniendo el carácter criminal del aborto. El debate duró más de una hora, lo que nos permitió desmontar las mentiras de la propaganda abortista, explicitando el carácter de persona del niño por nacer.




Agradecemos la difusión del mismo.

Haga click en este link para escuchar ahora mismo o haga click derecho y 

descargue para guardarlo. También lo puede escuchar aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=FjJzKeVhtd4&feature=youtu.be

Julieta Lardies. Red Federal de Familias (RFF) Misiones
Juan Carlos Monedero (h)

 



viernes, 1 de julio de 2016

Solzhenitsyn: la pluma de la dignidad cristiana - Luis Alfredo Andregnette Capurro

SOLZHENITSYN: LA PLUMA
DE  LA DIGNIDAD CRISTIANA

HACE POCO MÁS DE SIETE AÑOS entregó su alma a Dios Alexander Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura  1970, pero por encima de todo Caballero Cristiano sin Miedo y sin Tacha. Su personalidad  fruto de esa Europa –flor de la humanidad– que recogiendo los valores subyacentes en el mundo grecorromano fue vivificada por el poderoso aliento sobrenatural de Cristo Rex. De aquí que su vida tuvo el sentido de la Verdad, de la Belleza y del Honor. Sentido de la plenitud de la vida. Había nacido en Kislovodsk, Cáucaso, en 1918, cuando el terror rojo, ya desatado, hizo volver a la memoria de muchos la pregunta que estampara Gógol en las “Almas muertas”:

“Y tú Rusia, ¿hacia dónde corres? ¡Contesta!
Nada más que silencio”.

Silencio de muerte, ya que Rusia –empujada por un  demoníaco ángel rojo– iba en búsqueda del paraíso prometeico inmanentista, cayendo más tarde en la ciénaga, en los pantanos del llanto y en el rechinar de dientes. En  pocas semanas (julio de 1918) el Zar Nicolás II, con toda su familia, sería masacrado por un pelotón de  subhumanos bolcheviques en la  pequeña ciudad de Ekaterimburgo, última estación del  calvario de los Romanoff. El mundo estaba  conociendo al nihilismo en estado puro y sin el disfraz de “radicalismo progresista”, hipócrita  producto del Occidente masónico.
Se hace necesario, para una mejor compresión de esta nota, una referencia al pensamiento de Fedor Dostoyevsky; escritor que, como muy bien decía Alberto Falcionelli en su “Historia de la Rusia Contemporánea” (Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 1954) “es el primero entre todos los psicólogos modernos…”, introduciéndonos “en  el mundo subterráneo de los neuróticos que caracterizan la vida anímica escondida y aparente de la sociedad contemporánea: el intelectual destructor, el aristócrata descarriado, el burgués mediocre y pasivo cuyo único sentimiento es la envidia, el revolucionario por odio, el terrateniente liberal que, sin caer en la cuenta, prepara su propia tumba al ayudar a los enemigos de los valores tradicionales con la esperanza de utilizarlos en vista de su propia ascensión política...”.
Todo el mundo exaltado y morboso del izquierdismo está presente en el realismo del gran novelista, cuya pluma profetiza –desde las páginas de “Los Endemoniados” (1871)– el tsunami subversivo de febrero de 1917, que fuera puesto en marcha  por los liberales y llevado a sus últimas consecuencias por sus hijos putativos: los bolcheviques de Vladimir Ilich Ulianov Blank (Lenin) y León Bronstein (Trotzky) en octubre de ese año apocalíptico.
La tesis del trabajo es ésta: Dios ama a Rusia, la vigila y, como quiere ahuyentar de ella los demonios, permitque las creaturas angélicas entren en los socialistas nihilistas a fin de que éstos, ya poseídos, se arrojen –como los puercos de los que habla el Evangelio según San Lucas– al mar. El relato premonitorio nos presenta el modo de actuar de las células comunistas que hoy llamamos gramscianas. Nada de atentados terroristas. Lo que importa es desmoralizar la sociedad. Pero “Rusia nunca renegará de Cristo” por lo que escribe Dostoyevsky: “Rusia es la gran reserva que dirá la última palabra, la palabra nueva al Occidente ateo y Occidente la oirá y se conciliará con el Oriente en el nombre de Cristo que es el del sufrimiento y del perdón”.
El pensamiento de Solzhenitsyn hunde sus raíces en el tradicionalismo religioso que lo consustancia con lo dostoievskiano. Tal su declaración a la revista brasileña “Manchete” para el número de agosto de 1989: “Admiro a Tolstoy por su narrativa y forma de trasmitir los temas con  variedades de circunstancias. Pero estoy unido a Dostoyevski por la comprensión e interpretación espiritual de la historia”. En la misma entrevista se le preguntó su opinión referente a Vladimir  Ilich, expresando:

“Lenin estaba tomado por el espíritu del internacionalismo. No pertenecía a ninguna nación. Durante 1917 integró el ala de la extrema izquierda democrática. Todo cuanto acontecía en ese año era manejado por los dirigentes de la democracia revolucionaria pero ellos perdieron control sobre los acontecimientos. En octubre Lenin tomó el poder que estaba caído. Y fue implacable. Jamás borró de su programa la violencia y el terror como elemento básico de gobierno. Tenía un odio teológico de endemoniado. Puedo confirmarle lo que dijera Bertrand Russell: ‘Lenin era un ser extraordinariamente maligno. Estaba vacío de piedad. Al no tenerla es lógico que no la pudiera  sentir por nadie. Se le puede aplicar la palabra ‘maligno’ no sólo en el sentido metafísico sino también en el significado cotidiano’”.

Luego de la Segunda Guerra en la que combatió alcanzando el grado de Capitán, Solzhenitzyn fue condenado a varios años en un campo de concentración por sus planteos discordantes  con el “Socialismo real y el Soviet” que en  cartas privadas había expresado a quien creyó “amigo”. Libre y rehabilitado en 1957, su experiencia como presidiario le inspiró  su novela “El Primer Círculo”, en la que describe un  lugar “privilegiado” del infierno para los científicos que realizan “inventos” para el Estado bolchevique.
Cabe subrayar que en la obra del Padre Alfredo Sáenz –“De la Rus de Vladimir al Hombre Nuevo Soviético”– se vincula los presentes temas con la búsqueda del Santo Grial. Allí está el preciso sentido del reencuentro con  Rusia, lo que exigirá toda clase de renuncias al igual que en la Edad Media lo requería la dama de los sueños: "La Dama es Rusia, digna de todos los sacrificios, los que una vez superados permitirán alcanzar  el Grial, la perfección, la trascendencia...".
En su “Un día en el vida de Ivan Denisovich”, testimonia el horror de la jornada de un prisionero en las cárceles del Soviet. Todas las obras de Solzhenitzyn están impregnadas del misticismo del alma rusa. Algunos ejemplos claros son: “Por el Bien de la Causa”, “La Procesión Pascual” y “La Casa de Mátriona”. Su paso obligado por las Juventudes Comunistas  no hizo mella en su profunda Fe Cristiana. En el  mensaje al III Concilio de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el exterior, escribía:

“El triste panorama del aplastamiento de la Iglesia en el territorio de nuestro país me acompaña, desde mis primeras impresiones infantiles: cómo irrumpen los guardias armados en el templo; cómo se ensañan durante los servicios religiosos, cómo mis condiscípulos me arrancan la crucecita que llevo sobre el pecho, cómo son derribadas las campanas de las Iglesias y cómo son destruidos los templos…”.

Sus “Cuentos en miniatura” describen la belleza del campo “creado por Dios a la imagen de un icono”, que fuese atacado por la ideología destructora del marxismo leninismo que en décadas hizo desaparecer cien mil poblados rurales. Fue un golpe devastador para rematar la aldea rusa… Lo mismo pasó con el aldeano, descrito por Dostoyevsky como “el que anuncia y lleva a Dios”. Cuando se le concedió el Premio Nobel de Literatura (1970), gran parte de la obra literaria de Solzhenitsyn se había difundido en forma clandestina. Pero el  libro que motivó su expulsión de la URSS –privándolo de su nacionalidad en 1974– fue el estremecedor “Archipiélago Gulag”, que es y será para siempre  su obra maestra. En sus  páginas, presenta  los infernales campos de concentración bolcheviques a través del testimonio de 227 prisioneros agregando su propia experiencia del sufrimiento, vencido posteriormente con la Fe. Con ella probó una vez más la Verdad Evangélica: “Las Puertas del Infierno no prevalecerán” (Mt 16-18).
A partir de 1975, el genial escritor se instaló con su esposa e hijos en Cavendish, un pequeño poblado del Estado de Vermont (EE.UU.). Desde allí continuó su extraordinaria obra historiosófica comenzada con “Agosto de 1914” y cuyo ciclo completo bautizó “La Rueda Roja”; nombre que adoptó porque –según dijo– “estamos hablando de una gigantesca rueda cósmica de fuego rojo destructor de la Patria Rusa, una galaxia en espiral, una rueda enorme que una vez comenzado su giro, todos los que están dentro de ella, se transforman en átomos indefensos” (declaraciones a “Manchete”, Agosto de 1989)
En memorable conferencia dictada en la Universidad de Harvard en el 1978, hizo pública su visión sobre la perdida base moral de la Civilización Occidental expresando que “ella ha dejado de ser cristiana pudiendo ser considerada más adecuadamente pagana”. Y continúa: “No tengo ninguna esperanza en Occidente y ningún ruso debería tenerla. La excesiva comodidad y prosperidad han debilitado su voluntad y razón”. Durante el transcurso de su disertación expuso a fondo las raíces de la decadencia, pasando revista a las etapas culturales de nuestro mundo en las que calificó al Renacimiento como subjetivista; puntualizó  luego los peligros del Libre Examen, desembocando en el análisis de la influencia cultural del Iluminismo racionalista. En ellos, lo humano se convierte en la medida de todas las cosas. Sostiene nuestro amigo: “El nuevo sistema de pensamiento basó la civilización en la tendencia peligrosa a adorar el Hombre y sus necesidades materiales (…) Durante 300 años, Occidente ha ido registrando una eliminación de los deberes y una expansión de los derechos”. Y aún más:

“En los comienzos, los derechos individuales eran concebidos sobre la base que todo hombre era criatura de Dios. Libertad , pero responsabilidad religiosa. Nadie por entonces hubiera pensado en reclamar una libertad ilimitada simplemente para satisfacer sus instintos. Pero con el correr del tiempo esas limitaciones se fueron abandonando, proclamándose una liberación total de la Verdad Cristiana. Ya no se habló de responsabilidad del hombre ante Dios. La vida se hizo cada vez más materialista. Los progresos  tecnológicos no redimen la pobreza moral del siglo XX”.

Sus públicas denuncias referentes a la connivencia entre bolcheviquismo y  capitalismo liberal, junto a sus ideas en lo religioso y político, lo tornaron un objetivo para el ataque de los medios que también utilizaron la orwelliana fórmula: silenciarlo como inexistente. Respecto a esta situación, expresaba el escritor  en 1989:

“Entre la Unión Soviética y los EE.UU. hay como una línea de montaje. Todas las opiniones sobre mí son exactamente iguales. En la Unión Soviética es comprensible. El Politburó aprieta un botón y todos hablan como ordenan. En los EE.UU. cuando soplan determinados vientos todos escriben de la misma manera y con unanimidad perfecta”.

Sin duda aquí está la explicación del porqué la “Inteligentsia” del mundo globalizado post crímenes de Yalta y Nuremberg asumió una opinión negativa del Solzhenitzyn de los años setenta en oposición al Solzhenitzyn anterior.
Nos tuvo Dios de su mano cuando redactábamos los párrafos anteriores ya que en ese momento nos entregaron un periódico, en el cual el escribidor Mario Vargas Llosa expresa del gran caucasiano: “en la última etapa de su vida se dedicó a lanzar fulminaciones contra la decadencia de Occidente y a defender un nacionalismo sustentado en la tradición y el cristianismo ortodoxo, se había vuelto una figura incómoda, hasta antipática, y ya casi no se hablaba de él”. Evidentemente, la Verdad -para quienes rinden culto al relativismo democrático– se transforma en algo políticamente incorrecto e inquietante. Por ello la policía del pensamiento lo fue marginando en un nuevo Gulag. Tuvo la vida de Alexander Solzhenitzyn toda la elocuencia pujante y viril de un inmenso acto de fe en Cristo a quien sirvió con su inteligencia y pluma, en páginas para todos los tiempos. Conoció todas las tempestades y dio pruebas del valor con que se las puede vencer cuando se posee una pasión indómita por la Verdad. Victorioso ha entrado en la inmortalidad con los que confesaron al Divino Maestro. De pié, le rendimos homenaje y rezando nos inclinamos reverentes.

Desde el  Real de San Felipe y Santiago de Montevideo


Luis Alfredo Andregnette Capurro