lunes, 3 de abril de 2017

La pintada callejera y el graffiti político - Por Juan Carlos Monedero (h)

La pintada callejera
y el graffiti político

Por Juan Carlos Monedero (h)

Con sus lógicas variantes y diferencias, reconocemos que pintadas callejeras y graffitis responden –en su mayor medida– a los siguientes grupos:

  • kirchnerismo;
  • izquierda no kirchnerista, en sus numerosas fracciones;
  • anarquismo;
  • grupos abortistas y de lesbianas;
  • nacionalismo católico.

Primeras protestas y amenazas en paredes

La pintada en murales y paredes tienen una larga tradición. Ella evoca una acción muy primitiva: los primeros trazos del hombre en la piedra de las cavernas. Por lo demás, también encontramos un ejemplo en la Sagrada Escritura. Leamos la historia relatada en el libro sagrado de Daniel:


“El rey Baltasar dio un gran festín en honor de sus mil dignatarios, y, en presencia de estos mil, bebió vino. Bajo el efecto del vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que su padre Nabucodonosor se había llevado del Templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey, sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas. (…)
Bebieron vino y alabaron a sus dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de madera y piedra” (Daniel V, 1-4).

Entonces, ocurrió lo siguiente:

“De pronto aparecieron los dedos de una mano humana que se pusieron a escribir, detrás del candelabro, en la cal de la pared del palacio real, y el rey vio la palma de la mano que escribía” (Daniel V, 5).

Ninguno de los sabios del rey podía descifrar el mensaje, de modo que el profeta Daniel fue convocado para hacerlo. Así, el profeta reprocha al rey su actitud con estas palabras:

“Habéis celebrado a los dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra,
que no ven ni oyen ni entienden, pero no has glorificado al Dios
que tiene en sus manos tu propio aliento y de quien dependen todos tus caminos.
Por eso ha enviado él esa mano que trazó este escrito” (Daniel V, 23-24).

Luego Daniel revela el significado de la escritura:

“La escritura trazada es: Mené, Mené, Teqel y Parsín.
Y ésta es la interpretación de las palabras:
Mené: Dios ha medido tu reino y le ha puesto fin;
Tequel: has sido pesado en la balanza y encontrado falto de peso; Parsín: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y los persas. (…) Aquella noche fue asesinado Baltasar, el rey de los caldeos” (Daniel V, 25-30).

           La pintada y el graffiti pueden ser, pues, formas de denuncia, protesta e incluso amenaza. Expresan afirmaciones y oposiciones.



No todos son afines a estas formas

Es evidente que otras corrientes de pensamiento ideológicas –como el liberalismo y los partidos de este signo– encuentran su comodidad en terrenos distintos. Las pintadas callejeras parecen ser propias de un pensamiento pugnativo, vigoroso, tanto para bien como para mal. En nuestro país, la única fuerza política que doctrinaria e intelectualmente se opone a las izquierdas y al anarquismo en el plano de las pintadas y el graffiti político, es el nacionalismo católico. Los liberales no disputan por paredes, tal vez porque la connotación misma de la pintada –una connotación militante– desnaturalizaría ipso facto su pensamiento. También existen personas, de excelente formación y muy cercanas o afines al nacionalismo, que no aprueban las pintadas como método de comunicación de ideas.

Un ejemplo histórico: el Mayo francés

En la línea de un acercamiento a nuestro tema, veamos algunas consignas clásicas. El Mayo Francés (1968) popularizó: “Prohibido prohibir”, “Pidamos lo imposible” y “La imaginación al poder”. La primera consigna es clara: todo está permitido, todo se puede hacer. Mejor dicho: todo lo que en el pasado nuestros padres y abuelos consideraban prohibido, malo, inmoral, deshonesto se puede realizar. Esto incluye, en primer lugar, la legitimación de un comportamiento sexual desordenado y el consumo de estupefacientes. Todo se puede decir: cabe el “derecho” a despreciar a la propia nación, a Dios, a los principios morales, etc. Como ya lo había dicho Bernard Shaw:

“la regla de oro es que no hay reglas de oro”.
  

Como se ve, estas consignas –breves y contundentes– permiten sintetizar el pensamiento sin perder por ello fidelidad. En el Mayo Francés hay un repudio a todo límite por el sólo hecho de ser límite. No importa qué sea lo que se pretenda limitar: todo está permitido. No importa por qué se lo pretenda limitar: no hay justificación para limitación alguna. No importa durante cuánto tiempo: ni un sólo segundo debe haber restricciones. No importa de qué modo: ningún modo es aceptable. Para esa corriente progresista de los 60’, no hay libertad con límites.
Por una paradoja no casual, este rechazo a la mentalidad tradicional no puede sino “recaer” en formas de expresión tradicional. Es evidente que, si está prohibido prohibir, entonces hay algo prohibido. Algo, lo que sea, pero hay algo. Y si hay algo prohibido, entonces hay límite. Pero si hay límite, aún estamos –mal que les pese a estos sofistas, que conducen a lo que Díaz Araujo llama la rebelión de la nada– dentro de algún orden. Podemos discutir si tal orden es mejor o peor que otro, si tal límite debe estar más allá o más acá, si correspondió colocarlo en ese momento o en otro. Pero la necesidad del límite –y, por ende, del orden– no puede siquiera ser negada sin contradicción.
La segunda consigna puede ser entendida junto con la tercera. Esta última –La imaginación al poder– expresa, en otros términos, la misma idea que hemos comentado. En efecto: si la imaginación es el terreno de lo posible, si la imaginación es el hábitat natural de las grandes ideas –y de las utopías que no pueden ser controladas por nada–, entonces esta imaginación debe conducir. Todo límite debe estirarse adecuando la realidad a la imaginación, oportunamente definida como libre y sin cadenas. Que la realidad se ordene a la imaginación: ella tiene el poder. Pidamos lo imposible, pidamos lo que no puede ser. La imaginación manda, no la realidad, imaginación previamente diluida en el caos de una interpretación sin hecho a interpretar (Nietzsche) y de un pensamiento que ya no piensa el ser sino que se piensa a sí mismo.

Un intento de clasificar los mensajes callejeros

Pasemos ahora a una clasificación, sin duda preliminar, de estas consignas y pintadas. La siguiente división no es excluyente: una misma consigna puede estar dentro de varias clasificaciones.

CONSIGNA

  1. Dirigida: 1) a los propios; 2) a los ajenos
  2. Que afirma un bien indiscutible
  3. Que propone algo imposible
  4. Disyuntiva
  5. Ingeniosa
  6. Fuerte
  7. Nominal
  8. Combativa
  9. Testimonial
  10. Que marca definiciones
  11. Categórica
  12. Victimista
  13. Agresiva
  14. Aritmética
  15. Humorística
  16. Eufónica
  17. Desafiante
  18. Contestataria
  19. Relacional
  20. Que admite una lectura positiva
  21. Que expresa una verdad para defender una mentira
  22. Planteada favorablemente
  23. Que se adjetiva negativamente a sí misma.
a.      Dirigida: 1) a los propios; 2) a los ajenos: si la consigna expresa ideas propias con lenguaje propio, se desentiende del qué dirán adversario. Su fin es consolidar el campo amigo. Por ejemplo: Filmus, Tomada, Cristina a la rosada. La palabra “Tomada” y “rosada” producen la rima correspondiente, dando mayor atracción a la consigna y permitiendo cantarla. No está pensada para quienes no sean kirchneristas, de forma tal que la consigna no expresa un qué. Declama, simplemente, sin pretensiones de justificación alguna.

Otros ejemplos: Néstor vive ó Gracias Néstor, Fuerza Cristina. Esta última distingue muy bien: al primero, se le agradece por todas las cosas buenas que habría hecho. Y se le reclama “fuerza” a la segunda, porque “todavía tiene que seguir luchando”. Un ejemplo de la izquierda no kirchnerista es: Mariano Ferreyra presente. Juventud PTS. Entre los grupos malvineros, por ejemplo, la consigna Malvinas Volveremos. Los grupos católicos han pintado también Dios y Patria, Argentina Despierta.


 El efecto de estas consignas es confirmar a quienes ya están de acuerdo con las ideas implícitas del movimiento o del partido político. No es, por tanto, una consigna que “salga a la caza” de nuevas adhesiones.
Sería un grave error subestimar este tipo de leyendas señalando la ausencia de una argumentación. Parezca lo que nos parezca, estas expresiones son observadas varias veces a la semana por los que viajamos por la ciudad, es decir, cada vez que ven las pintadas o graffitis: todos los días. Son un recordatorio y una motivación. Es algo semejante a lo que sucede con una propaganda de productos de limpieza: resulta extremadamente aburrida para los varones, lo que no impide que interese a las amas de casa. ¿No pasa lo mismo con infinidad de publicidades dirigidas a las mujeres? Que nada diga al varón no significa que a nadie le llame la atención.

En cambio, estando la consigna dirigida al adversario, la misma puede constituirse como un desafío o una réplica a determinadas cuestiones, pendientes o actuales. Escribir: Yo tampoco soy neutral (como lo hicieron en algún momento los kirchneristas), consolida el campo propio, por supuesto, pero principalmente iba dirigida a los opositores. Entre líneas, podemos leer este mensaje: “digan lo que quieran, yo estoy con ella y no me importa quedar como ‘el que no es neutral’. Yo tomo partido: Cristina”.
Cabe decir que en estas expresiones, el kirchnerismo reflotó verdades que estaban algo olvidadas. Una de esas verdades es que el hombre que no se compromete con nada es llamado, eufemísticamente, neutral. En efecto, existe cierta caracterización del “sabio” que lo presenta como un hombre frío, aséptico, que se mantiene siempre al margen de las posiciones más comprometidas. La consigna desafía esta idea y, a nuestro entender, en este punto le cabe completa razón. Lo mismo respecto de Yo voto Alfonsín: “lo voto y no tengo problema, me hago cargo”. Otro tanto la consigna kirchnerista En la vida hay que elegir.
Un análisis más profundo agregaría que en la vida hay que elegir bien. Y que no es lo mismo elegir bien que elegir mal: no tiene sentido alabar el mero acto de elegir. Y no tiene sentido porque hacerlo implicaría alabar un acto por el solo hecho de que es un acto. En fondo, indudablemente, hay cierto voluntarismo, según el cual el contenido de lo que se hace pasaría a no importar nada: “Hacé lo que sientas. No importa qué. Lo que sí importa es que te comprometas con ello”.
La fortaleza sin justicia es palanca para el mal, dice San Agustín.

b.     Que afirma un bien indiscutible: pensemos en la consigna del radicalismo para las elecciones de 1983, en las que triunfó el extinto ex presidente Raúl Alfonsín. Somos la vida. ¿Quién podría estar en contra? El poder de la consigna yace en la asociación implícita de ideas: si Alfonsín es la vida, quienes se le opongan no pueden representar sino a la muerte.

Otro ejemplo –aunque no idéntico– es Todos los genocidas presos YA, consigna que suele aparecer firmada por el Partido Comunista Revolucionario. Nuevamente, la consigna –como tal, esto es, teóricamente– es irrefutable. Aquí, sin embargo, se dice una verdad para defender una mentira (Ver U). De lo que se trata es, precisamente, –y esto es un punto permanentemente eludido por la izquierda en este debate– de probar que los militares acusados de desaparición de personas sean culpables del delito de "genocidio". Y la izquierda –evidenciando la absoluta falta de escrúpulos a la hora de pisotear las garantías que dice defender cuando los acusados son otros– da por supuesto este punto esencial y condena de antemano a los acusados.
A diferencia de otras consignas, cuya perversión se encuentra en la elaboración conceptual misma, aquí puede puntualizarse algo más. La catalogación de las Fuerzas Armadas como genocidas es una de las armas de la guerra semántica desatada por las izquierdas en nuestro país. En lógica, este recurso se conoce como “definición persuasiva”. De ella se puede decir lo que Nicolás Gómez Dávila decía de la democracia: los conceptos implicados en la historia reciente de nuestra patria no tienen finalidad especulativa alguna. Todas sus tesis son “argumentos de litigante” y no veredictos de juez.

c.      Que propone lo imposible: tanto momentánea como absolutamente imposible. Cuando la izquierda empezó a pintar Cárcel para Pedraza, era evidente que el proceso judicial estaba recién comenzando. El kirchnerismo, saliendo a pintar Cárcel para Magnetto, no desconoce, obviamente, que tal cosa era imposible. Ellos saben que tales cosas no son factibles, al menos a corto plazo. Lo mismo respecto de: Libertad YA! A Romina Tejerina, retraso que celebramos. Otro tanto de Reforma del estatuto YA! Sin embargo, aunque las condiciones para que estos objetivos se den estén lejanas, quienes formulan tales consignas pretenden instalar la idea de un reclamo por ellas. Como un conjuro, la palabra precederá a la realidad.

d.     Disyuntiva: Cristina o nada, Filmus o la derecha, Patria o FMI, Patria o Privatizadas. Estas dos últimas, además de ser disyuntivas, merecen unas palabras extra, ya que en rigor expresan una verdad para defender una mentira. Porque el kirchnerismo –que pintó estas consignas– no representa la Patria ni ha sostenido una soberanía económica que entre en pugna con el FMI, como tampoco ha dejado de favorecer negocios privados a expensas del bien común. Sin embargo, en teoría, es completamente correcto sostener "Patria o FMI y Privatizadas". También se pintó, en este sentido, consignas como Liberación o Dependencia, Patria o Buitres, con ocasión de la pugna judicial entre el Estado Argentino y los especuladores económicos internacionales. El ejemplo clásico de un graffiti disyuntivo fue el famosísimo "Braden o Perón", pintado en los años 40'. 





e.      Ingeniosa: por ejemplo, Usá casco, que la educación se cae a pedazos. La consigna se mofa de la quienes conceden espacio en su discurso a temas considerados secundarios --como la precaución de los motociclistas--, dando a entender que se habla mucho de un tema de protección física del cráneo, mientras que la protección intelectual de las cabezas de los chicos está absolutamente fuera de la agenda política. En síntesis: “que la educación se vaya al demonio, pero eso sí: no te lastimes la cabeza en la calle”.

La pintada Todo preso es político es otro botón de muestra, graffiti que expresa una idea muy cara al anarquismo. Si el concepto de “preso político” mentaba a aquella persona que padecía la prisión por haber hecho algo que no lo merecía –pero manteniendo que había otros presos, no políticos, que legítimamente estaban tras las rejas–, el anarquismo viene y sube la apuesta. ¿Cómo la sube? Diciendo que todo preso está en estas condiciones. De ahí que el anarquismo rechace la existencia misma de las cárceles: para ellos, las cárceles no están mal. Son un mal.


 En el mismo sentido el otro graffiti anarquista: No al matrimonio, gay o no gay. En la gran pugna entre quienes defendimos el matrimonio “como Dios manda” y ese otro engendro antinatural –que algunos insisten en llamar igualitario ingresó también el pensamiento anarquista. Pero no ingresó para ponerse del lado de ninguno sino para patear el tablero: “No queremos matrimonio. No se trata si es homosexual o no. No queremos ningún compromiso, ninguna cadena que nos ate, ningún límite que nos coaccione. Ustedes plantean una controversia falsa. Viven un espejismo”. Una nueva muestra de esta incapacidad de sacrificio –elevada a la categoría de ideología–, pero que por lo menos posee coherencia ideológica.
Otro ejemplo es la pintada anarquista registrada por Tribunales, más precisamente en la chapa del negocio de Lavalle, esquina Talcahuano: ¿Para quién se hizo la cárcel? Si el rico nunca entra y el pobre nunca sale. Es un graffiti inteligente y destapa una cuestión absolutamente verdadera: el hombre en mejores posibilidades económicas está mucho menos expuesto a recibir la prisión que el pobre.
Sin embargo, esta verdad es pervertida en manos del anarquismo. Como muchas otras. Porque la verdadera conclusión que se sigue es que la justicia debe ser imparcial y condenar a todos los culpables, sean ricos o no. Mientras que los anarquistas –hombres de razonamiento pero huérfanos de intuición– deducen algo completamente distinto: la abolición de las cárceles. Pretenden tirar abajo las cárceles, a la vez que instalan la sospecha de cierta premeditación en el sistema judicial: como si hubiese sido “pensado” –desde el inicio– sólo para los desfavorecidos económicamente. Postura insostenible –a pesar de que grandes corruptos eludan cómodamente el castigo– pero que ante muchos ojos parece tener fundamento.
Hay un ejemplo, muy actual, que rebate esta idea: el caso de Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI entre el 1/11/2007 hasta 19/5/2011. Un hombre poderoso, sin duda, que no ha podido tapar las investigaciones en su contra.

f.       Fuerte: Dame una mano, dame la otra, dame un gorila que lo hago pelota (1973), Ni un paso atrás. El bando de los rojos, en la Guerra Civil Española, pintó No pasarán. Y luego de la gran victoria nacional de 1936 –la derrota más importante del Comunismo en el siglo XX–, los católicos españoles –los nuestros– pintaron con orgullo: Pasamos.

g.     Nominal: pretende dar a conocer el propio nombre. Marca territorio, es una pintada que simplemente registra la presencia. Registra simplemente que, por allí, los militantes pasaron. Estuvieron. Están. Se pinta JP Lanús, La Cámpora Palermo, MIR, Colectivo Político Ricardo Carpani, Las Rojas, JP Desca, etc., sin consigna que acompañe. Pueden ser publicaciones también, como Lea ‘Hijos del Pueblo’, que además de presentar el nombre, indica una acción.

h.     Combativa: mantienen la propia moral alta, como por ejemplo la que pintó la izquierda en 1974, luego de Trelew. A un guerrillero no se lo llora, se lo reemplaza. Luego llorarían a sus guerrilleros (homicidas o cómplices, culpables materiales o partícipes necesarios, desaparecidos o no desaparecidos), denominados eufemísticamente como “jóvenes idealistas”. Actualmente, podemos leer por las calles de la Avenida de Mayo la consigna Por otros 10 años de Lucha. Juventud Guevarista.

i.       Testimonial: la FEDE pintó en Tribunales 90 abriles haciendo la revolución. Aún sabiendo que se exponen la crítica de venir luchando hace décadas sin conseguir sus fines, apelan al testimonio. También la consigna Seguimos luchando por el socialismo. En ese Seguimos está implícita una gran cantidad de connotaciones: “Seguimos, a pesar de lo que hay en contra. Seguimos, a pesar de los que se fueron. Seguimos a pesar del paso del tiempo. Seguimos a pesar de todo”.

j.       Que marca definiciones: la consigna Kirchner+Macri= desfinancian la educación es, en boca de la izquierda no kirchnerista, el modo de plantar bandera ante dos tipos de enemigos. El enemigo ideológico, Macri, y el enemigo que finge ser lo que no es: Kirchner.

La izquierda anti K, desde hace muchos años, está muy preocupada y trabaja mucho para no ser considerada sinónimo del kirchnerismo: evidentemente, en muchos terrenos –sobre todo el cultural–, hay sorprendentes coincidencias. La tesis de la izquierda anti K es la siguiente: el kirchnerismo “utilizó” y “pervirtió” las banderas por las que ellos siempre lucharon. En ese sentido, la izquierda anti K fue uno de los problemas más serios del entonces oficialismo, porque representaba la dura e implacable crítica ‘de los que podrían estar con nosotros’ pero 'no están'. En una palabra: el palo desde el propio gallinero (Jorge Lanata es, en ése sentido, uno de los referentes más importantes). Otro ejemplo es: El kapitalismo K mata. O, mejor aún: Kirchner-De la Rúa. La lucha continúa.
Otra consigna que marca distancia es Ni votos ni botas, propia del anarquismo. Expresa el repudio tanto a la salida democrática como a las Fuerzas Armadas. En 1973, antes de las elecciones, la Juventud Peronista –que pujaba por continuar las acciones terroristas y subversivas– pintó: Ni votos ni botas. Fusiles y pelotas.
Cuando Perón llegó al poder, el gran demagogo les hizo llegar el mensaje de que ya terminó la cosa: podían ser guerrilleros cuando su acción desestabilizaba gobiernos "no populares" (o sea, no peronistas). Como es obvio, esto causó una enorme crisis interna entre peronistas de izquierda. La gota que rebalsó el vaso fue el asesinato de José Ignacio Rucci, el 25 de septiembre de 1973. En este contexto cobra sentido el graffiti.

k.       Categórica: La estructura de estas consignas es “Sin A no hay B”. Es una de las consignas más fuertes, porque con muy pocas palabras introduce ideas-fuerza y razonamiento. De por sí es muy expresiva. Ejemplos: Sin López no hay DDHH, Sin clientes no hay trata, Sin justicia no habrá paz. Esta última es claramente una velada amenaza: “hasta que no nos den justicia, nosotros no les daremos tregua”. Desde otra posición doctrinaria, se ha pintado también: Sin familia no hay patria, Sin familia no hay Nación.

l.       Victimista: aquellas que presentan determinados personajes como perseguidos: Basta de perseguir a Quebracho; 8000 procesados por luchar.

m.   Agresiva: atacan, simplemente. No poseen ninguna justificación, son sólo dardos. Macri fuera, Macri facho, Macri vago, Macri Gato, Macri asesino, Macri es un rufián. Reflexioná tu voto, Fuera Policía Fuera, Clarín miente, ¿Sabés qué hacía Clarín hace 35 años?, Cobos traidor saludos a Vandor.

Augusto Timoteo Vandor (a) El Lobo, peronista desde los años 40, tenía una función clave en la UOM (Unión Obrera Metalúrgica). Fue asesinado en 1969, "acusado" de proponer un peronismo sin Perón. Pintadas agresivas fueron también dirigidas a José Ignacio Rucci: Rucci traidor saludos a Vandor. Cuando Cobos votó contra el oficialismo en el marco de la ley del campo, también fue agredido con la consigna: Cobos traidor saludos a Vandor.

n.     Aritmética: expresan asociaciones en términos matemáticos, como Macri+Tinelli= Videla. También: Clarín, Macri, Griesa = Fondos Buitre. Son burdas pero favorecen una mentalidad de refrito ideológico.




o.     Humorística: Sonríe, Dior te ama; Mi amor, no puedo vivir sin voz. (Pavarotti); El alcohol tiene hormonas femeninas, porque cuando uno toma mucho maneja mal y habla estupideces;Me enferma la gente que no da la cara. (Anónimo); Si un pájaro te dice que estás loco, debes estarlo, porque los pájaros no hablan; La única prueba de que los psicoanalistas están más cuerdos que sus pacientes es que ellos son los que cobran; Se está muriendo mucha gente que no se había muerto antes; Si Mahoma no va a la montaña, es que le tira más la playa.

Otras son: Prefiero un mayo francés a un julio argentino. En el segundo caso, además de humor hay una preferencia y una distancia que son propias de determinado pensamiento. El efecto favorable del humor redunda en beneficio de esta postura. El ataque a la figura de Julio A. Roca proviene de sectores indigenistas, no de los críticos del liberalismo. Lo mismo la consigna: Ladrones abstenerse. El estado no admite competencia. Remite a esa idea anarquista de que el Estado es ladrón por esencia.

p.     Eufónica: Son aquellas que suenan bien, ya porque riman, ya porque juegan con términos antónimos. Ejemplos: Ni machos ni fachos. La diferencia es sólo de una letra. Breve y concisa, recuerda aquella frase: El machismo es el fascismo de entrecasa. La devaluación de la palabra fascismo se utiliza para ensuciar al varón.

Otra: Soy lesbiana porque me gusta y me da la gana. Expresa la falta de necesidad de justificar el lesbianismo ante la sociedad. No se necesitan “razones”: simplemente, lo quiero.
Otra: Ni a planchar, ni a lavar. A la calle a luchar, consigna feminista. También la consigna Madres de la Plaza, el pueblo las abraza, surgida al calor de la investigación de los desfalcos de Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender. A esta consigna, la agrupación nacionalista Vanguardia respondió: Chorras de la plaza, el pueblo las rechaza. También puede agregarse la consigna 2011-2001 ¡No se fue ninguno!



q.     Desafiante: cierta consigna pintada en la calles de San Telmo reza Éramos chicas buenas. Ya no, acompañada de una imagen de dos mujeres. ¿Qué nos dice?: “Tal vez, en el pasado, cuando aceptamos la educación que uds. nos inculcaron, fuimos diferentes. Pero ya crecimos. Somos distintas. Nos independizamos, nos liberamos de conceptos arcaicos y estrechos. Lo que uds. denominaban chicas buenas, éso, eso mismo, hemos dejado de serlo. Ahora somos malas. Y repudiamos las categorías de bondad y maldad con las que uds. nos criaron. ¿Tienen algún problema? No nos importa”.

Otra consigna de este estilo es Los medios son de ustedes. Las paredes son nuestras, la cual –a decir verdad– es excelente. Imposible no pensar en la consigna de San Atanasio: Ellos tienen los templos, nosotros la fe.

r.       Contestataria: la pintada No está bueno Buenos Aires, es la réplica a la consigna macrista. Es un timbre de alerta para el PRO: “miren que uds. dijeron tal cosa. Y la cosa no cambia. No lograron sus objetivos. Y nosotros se lo decimos”. Otro ejemplo fue No somos putos, no somos faloperos, somos soldados de Evita y montoneros (en aquel entonces, la derecha peronista le endilgaba a la izquierda que eran maricones y drogadictos. Hoy, el kirchnerismo –nieto de aquella izquierda– defiende el seudo matrimonio entre homosexuales y la despenalización de la marihuana).

También el oficialismo elaboró –frente al Crispación, que calificaba a CFK como una mujer crispada, nerviosa, intolerante– su Cris Pasión, respuesta consistente en afirmar que la energía que le reprochaban los opositores provenía de la pasión con que “Ella” gobernaba.




s.      Relacional: por ejemplo, West es López Rega.

t.       Que admite una lectura positiva: la pintada Si no te moves, no notás las cadenas. La escriben los anarquistas. Consigna: “Nacemos esclavos, encerrados en una prisión lo suficientemente amplia si uno no la estudia pero lo suficientemente estrecha si uno decide escarbar en su naturaleza. Los que no se mueven están cómodos pero esclavos. Los que se mueven, comienzan a advertir que están maniatados”. Hace recordar aquella frase de Quien medita su prisión, de ella saldrá. La precitada consigna Los medios son de ustedes. Las paredes son nuestras admite también una lectura positiva.

u.     Que expresa una verdad para defender una mentira: son las más peligrosas. En algunos casos sirven para demostrar que algo es tan verdadero que hasta el enemigo lo ve. En otros casos, la mayoría, son consignas que expresan verdades, dirigidas a un público amplio. Pero que luego, a partir de las verdades, ese público es introducido en cierta ideología disimulada por la propaganda.

Las consignas Ninguna mujer nace para puta ó Ningún pibe nace para chorro expresan dos verdades. Lo mismo la consigna No quiero tu piropo. Quiero tu respeto. Evidentemente, las mujeres deben esperar del varón mucho más. El problema es que, una vez que aquella mujer ingrese en “el corazón” de tales ideas, es sumergida en el odio a la maternidad, a la femineidad, en la aversión del varón, etc. Se critica un mal pero, a la par, se promueve otro.
Las Rojas promueven, entre otras, consignas como Desmantelamiento de las redes de trata ya! Nuevamente, lo criticable no es el objetivo propuesto sino el cosmos semántico que impulsa estas propuestas. Esto es, lo que hay detrás o “por debajo” de estas ideas: el aborto, el lesbianismo, la lucha de clases llevada al terreno sexual, etcétera.
Pensamos lo mismo respecto de Basta de gatillo fácil. Si por “gatillo fácil” entendemos el abuso de poder por parte de la policía, ¿quién podría estar de acuerdo? Pero suele denominarse “gatillo fácil” todo intercambio armado entre policías y ladrones del que se desprenda la muerte de algún ladrón, sin esperar a determinar qué ha ocurrido. La izquierda elabora esta estrategia no porque condene la injusticia del policía que abusa de su autoridad; no porque respetando la autoridad, deplore que la misma cometa excesos. Sino porque odia la autoridad. Y porque odia la injusticia cuando afecta a los suyos, practicando la injusticia cuando afecta a los enemigos. Es evidente que todo aquello que se quiere eliminar queda –deliberadamente– entremezclado.
La consigna Ningún pibe nace chorro parece dirigida a las personas que viven en “villas-miseria”, aunque a su vez es una respuesta a cierto pensamiento muy chato según el cual “los hijos de los ladrones son ladrones”, “a los negros hay que matarlos a todos” y un sinfín de imbecilidades. A este mismo sector desfavorecido social y económicamente van dirigidas pintadas como Con el hambre no se jode, ó también: Con la comida no se jode.
Un caso semejante está dado por el Partido Comunista Revolucionario y su repertorio de consignas antidemocráticas: Votar es legitimar el sistema; No votes. Votá en blanco, anulá o ni vayas; No a la farsa electoral. La pequeñez liberal registra la coincidencia entre el planteo del nacionalismo católico y los comunistas como una "prueba" de la tan agitada “igualdad de los opuestos”, levantando así la bandera de que nacionalismo y marxismo son dos caras de la misma moneda. No perderemos tiempo en refutar esta idiotez. El PCR dice aquí grandes verdades.
Nosotros debemos tener en cuenta que las dice a pesar de su ideología y no debido a su ideología. Lo que coincide es el diagnóstico y no las causas o la fundamentación. Pero de todas maneras, no deja de ser interesante este reconocimiento.

v.     Planteada favorablemente: los piqueteros salen a pintar Basta de criminalizar la protesta social, denominando “protesta social” a la comisión de delitos. Y por otro, llaman a la acción de reprimir un delito con el término “criminalizar”. En el mismo sentido están pensadas Protestar no es delito ó La protesta política no es delito, escondiendo inteligentemente el verdadero quid de la cuestión: ¿cómo protestaron? ¿de qué forma? ¿Traspasando o sin traspasar la ley? ¿Perjudicando o sin perjudicar a otros? ¿Proporcionada o desproporcionadamente?

Su acción es tan indefendible que no queda otro camino que cambiarle el nombre, para que no suene tan mal a los oídos de las personas. La palabra violada, diría Petit de Murat.

w.   Que se adjetiva negativamente a sí misma: Son una variante del desafío y es el tipo de pintada inversa a la que acabamos de ver. Expliquémosla con un ejemplo del siglo XIX.

La consigna unitaria y sarmientina Civilización o Barbarie fue tomada en broma por los federales. Al asumirla frontalmente y sin reparos, la acusación quedaba debilitada.

“¿Ustedes –liberales, iluministas, unitarios, afrancesados– plantean que son la Civilización? ¿Y nosotros, pobrecitos, seríamos los brutos, bárbaros, subdesarrollados? Muy bien.
Ustedes, los Civilizados. Nosotros, la Barbarie. Si ser civilizado es ser como ustedes, prefiero ser un bárbaro. ¿Y qué?”.

Tal desafío dice más que mil palabras, porque la respuesta más generalizada ante la disyuntiva Civilización o Barbarie suele ser –como es hoy, ante otras disyuntivas– la debilidad. Rápidamente, como nadie quiere quedar como “el bárbaro”, dirige todos sus esfuerzos a demostrar que no lo es. Los nervios lo pueden, concentrándose en demostrar que es “tan ilustrado como cualquiera”, en una actitud que acaba pagando tributo a las categorías mentales del enemigo. En síntesis, y salvada la ignorancia, se trata de una vergonzosa genuflexión espiritual.
Los federales, al contrario, se rieron de esta disyuntiva, demostrando así una libertad de espíritu mayor. Esta libertad es la que sus enemigos realmente temían. Porque nuestros gauchos y sus caudillos no tenían el prurito de qué dirán. No los ataban los respetos humanos.
Esta postura puede llevarse a cabo desde lugares muy distintos. Por ejemplo, el kirchnerismo había largado una remera con la consigna Yo también soy de la mierda oficialista. En los años 50, los antiperonistas utilizaron una foto trucada mostrando a Perón junto al boxeador Archie Moore. Los defensores del gran demagogo pintaron entonces: Puto o ladrón, lo queremos a Perón. Algo parecido a la pintada que circuló a posteriori del 14 de julio de 2010, día de la aprobación del seudo matrimonio: Gracias Cristina. Agrupación Putos Peronistas.
Montoneros también pintó, a fines de los 70, la consigna Somos la rabia, sin importarle que fuese la enfermedad que transmiten los perros.
Se trata entonces de subir la apuesta y demostrar que las adjetivaciones del adversario no mellan el propio espíritu. Aunque toda “apropiación” tiene sus límites. Por ejemplo, la palabra vida (asociada a los grupos en pro de la protección del niño por nacer) ha conseguido frutos muy importantes: hasta el punto que los abortistas dedican muchos de sus esfuerzos a despegarse de la palabra “muerte”, con la que directa o indirectamente son relacionados. Aquí tiene lugar el ejemplo inverso de lo que venimos hablando.



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