viernes, 28 de diciembre de 2018

Diócesis de La Plata: grilletes al culto y a la piedad de los católicos - Por Juan Carlos Monedero (h)


Diócesis de La Plata: grilletes al culto y a la piedad de los católicos - Vulneración del Novus Ordo y limitación de la Misa Tridentina

Por Juan Carlos Monedero (h)

       El 17 de diciembre del 2018, el Arzobispo de La Plata, Mons. Víctor Manuel Fernández, promulgó un decreto donde abroga “toda norma arquidiocesana anterior referida a las celebraciones litúrgicas en general”.
      Una semana después, ya allanado el camino, otro decreto –nada menos que el 24 de diciembre, Nochebuena– ordenaba entre otras cosas que los Sacramentos se celebren “en lengua vernácula” (en la diócesis de La Plata, algunos sacerdotes los celebraban en latín).
       Asimismo, el Arzobispo dispone que la Misa se celebre “en su forma ordinaria” –o sea, no según la Forma Extraordinaria, pautada por Benedicto XVI en el Sumorum Pontificum (2007)– y, respecto del Novus Ordo, se manda que sea celebrado “en lengua vernácula” (no en latín) y “cara al pueblo” (en vez de cara a Dios).

Estas dos prescripciones develan el espíritu del decreto. En efecto, el latín es la lengua universal de la Iglesia, lengua que nos pone en contacto directo con la historia y la tradición de la Iglesia Católica. El latín era el idioma culto en Occidente hasta entrado el siglo XVII y fue el idioma litúrgico en Occidente a lo largo de toda la historia de la iglesia. El latín proviene de la Antigua Roma, sede de los Papas. Que sea una lengua muerta también es conveniente para la adecuada transmisión, sin alteraciones, de los contenidos de la fe: mientras que el resto de los idiomas se transforman –por lo que el sentido de las palabras, inevitablemente, va mutando–, en las lenguas muertas el significado de los términos se mantiene sin modificación. Por otro lado, es indiscutible para los latinistas que la sintaxis latina –al igual que la griega– está dotada de mayor precisión; la rigurosa lógica atraviesa la sintaxis grecolatina, y esto es bueno para el contenido teorético de la fe católica. En definitiva, lo católico es lo universal y el uso del latín unificaría a los fieles de distintas lenguas en una única y armoniosa alabanza a Dios.
Respecto de la Misa celebrada coram Deo (de cara a Dios), escribió, entre muchos otros, el Padre José María Iraburu que “El altar de cara el pueblo, sin embargo, en el lenguaje no verbal de los signos, parece acentuar en la Eucaristía su verdadera y tradicional condición de Cena (…) pero atenúa su carácter de Sacrificio”[1]. Y continúa Iraburu: “la tradición más que milenaria de la Iglesia, sabiendo que el sentido sacrificial es el más importante de la Misa, al celebrar la Eucaristía ha significado más el altar del sacrificio, que el de mesa del sagrado convite”.
El conocido Klaus Gamber, liturgista alemán, sostiene que “Jamás ha habido ni en la Iglesia de Oriente ni en la de Occidente celebraciones versus populum (cara al pueblo), sino que siempre todos se volvían hacia el oriente para rezar ad Dominum (hacia el Señor)”. De ahí que, en palabras del precitado Iraburu, “La celebración de la Eucaristía coram populo ha tenido y tiene graves consecuencias, algunas negativas”. Por supuesto que mucho antes que el Padre Iraburu ha habido otras voces en la Iglesia que han protestado y denunciado este cambio. En efecto, desde los inicios de la Reforma Litúrgica (1969), no se puede omitir las fundadas advertencias de los cardenales Alfredo Ottaviani y Antonio Bacci ni tampoco las observaciones de Mons. Marcel Lefebvre. En efecto, la sustitución del coram Deo por el coram populum obedecía a la estrategia antropocentrista de los enemigos de la Iglesia: a través de una misa donde el celebrante mira permanentemente a la feligresía, se introducía un elemento que –aunque pueda atenuarse con otros elementos teocéntricos, presentes en la liturgia– no favorece la concentración de la mente (ni del sacerdote ni de la feligresía) en el Auténtico Centro: Cristo y su Misterio Pascual.



De a poco, Dios dejaría de ser el centro. Este tipo de medidas signadas por este espíritu, y muchas otras más, explican en parte las actuales distorsiones de la Liturgia Católica: los fieles ya no asisten a Misa para escuchar a Dios sino para enterarse de las últimas improvisaciones del sacerdote. Hay parroquias en las que ninguna misa se parece a la del domingo anterior. Se ejercita a los fieles en el cambio y el movimiento permanente a través de auténticas falsificaciones litúrgicas. Aún cuando las misas celebradas en la diócesis de La Plata contengan numerosos elementos teocéntricos que puedan atenuar el daño producido, es innegable que desde el punto de vista simbólico-histórico como desde el punto de vista espiritual se está afectando la dignidad del Misterio, por un lado, y la salud espiritual de los fieles, por otro.
Por otra parte, es bastante desconocido entre los fieles que el texto de lOrdenación General del Misal Romano –reglamento del Novus Ordo– describe una misa celebrada de cara a Dios, y no de cara al pueblo. Este desconocimiento se explica por el hecho de prácticamente ningún sacerdote la celebra así, pero el Misal así la describe. De ahí que el Padre Louis Bouyer –epilogando la obra de Klaus Gamber– sostenga que la misa “de cara al pueblo” está en contra no sólo de la totalidad de la tradición cristiana sino en contra ¡del mismo Nuevo Misal! (ver los puntos 124, 138, 146, 154, 157, 158, 185 del texto de la Ordenación General del Misal Romano).
Comenta además el Padre Iraburu que el P. Josef Jungmann S.J., especialista en liturgia, asegura que la afirmación “el altar de la iglesia primitiva suponía siempre que el sacerdote estaba vuelto al pueblo” es “una leyenda”. Por otra parte, desde siempre, en todas las religiones, las personas que ofrecen un sacrificio están vueltas hacia aquel a quien se destina el sacrificio y no quienes participan en la ceremonia.
Como si fuera poco, el decreto aspira a más. Su intencionalidad se deja ver también en la LIMITACIÓN de la Misa Tridentina, puesto que se disponen dos lugares para celebrarla cuando estaban autorizados tres.
De esta manera, se sustrae la Forma Extraordinaria a los fieles de la parroquia Santa Ana, donde se la venía celebrando desde hace por lo menos 4 años con plena autorización del entonces obispo Héctor Aguer. Esta limitación de uno de los baluartes de la fe católica, la Misa Tridentina, no puede pasar desapercibida. Esta limitación, por un lado, y la imposición de la lengua vernácula y de la orientación “coram populum” en el Novus Ordo, son decisiones del Arzobispo de La Plata que no pueden menos que resentir el espíritu de la liturgia y la educada sensibilidad litúrgica de los asistentes, prohibiendo lo que hasta ayer era costumbre piadosa, y restringiendo el alcance de un Rito consagrado a perpetuidad por el Papa San Pío V en el año 1570. 



[1] http://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/1404060806-266-liturgia-2-misa-de-cara-a

domingo, 25 de noviembre de 2018

El método de Santo Tomás en la Suma Teológica - Por Juan Carlos Monedero (Lic. en Filosofía, UNSTA)


El método de Santo Tomás en la Suma Teológica

Introducción

Para explicar el método de Santo Tomás en su famosa obra, la Suma Teológica, necesitamos primero refrescar el concepto de teología. Asimismo, comprender para quiénes fue escrita y pensada la Suma.
La Summa Theologicae es una obra escrita en su casi totalidad por Santo Tomás de Aquino, entre 1265 y 1274, unos diez años, dirigida a los estudiantes iniciales de teología. El propósito de la misma era proveer de un saber teológico sistemático, ordenado, que sirviera de manual introductorio. Es decir, lo que para nosotros es una obra muy difícil y compleja fue –para los medievales– sólo el plato de entrada. Increíble, ¿no es así?
Vayamos a definir el vocablo teología. ¿Qué es la teología?



La teología es una ciencia que tiene por objeto a Dios. Aquello que se estudia en la teología es Dios, y la llamamos “ciencia” porque es un conocimiento por las causas. Seguramente les parecerá extraño a ustedes que llamemos “ciencia” a lo que es un saber sobre Dios, que al fin de cuentas no podemos ver. Usualmente, relacionamos el término “ciencia” a los laboratorios, los experimentos, las máquinas, la matemática, las sustancias químicas, los robots… Todas cosas que podemos palpar, ver, tocar. Al decir que la teología es ciencia lo decimos en un sentido distinto: lo decimos en el sentido de “conocimiento por las causas” dado que cuando conocemos algo en sus causas, lo conocemos científicamente. En este sentido la teología es ciencia, aunque no podamos ver, ni tocar ni medir ni comprobar en un laboratorio la existencia de Dios.
Por otro lado, este conocimiento de Dios al que podemos llegar en la teología tiene lugar gracias a lo que Dios mismo nos ha revelado. Es decir, la teología se nutre de Revelación Divina. Cuando estudiamos teológicamente a Dios, lo hacemos desde lo que Dios mismo nos reveló. Por eso, la teología es inseparable de la Biblia.
Dios, por tanto, y miren qué sorprendente, puede ser estudiado. Y podemos profundizar en Él tanto desde la filosofía –sin citar la Biblia– o desde la teología, invocando la Biblia y todo lo que Dios ha revelado (que incluye las Sagradas Escrituras, por supuesto, pero la desborda). El primer orden del conocimiento es natural, no milagroso, porque todo hombre –aún sin la fe– puede llegar a él: así, por ejemplo, observando el diseño del cosmos podemos inferir la existencia de un Diseñador. Observando la racionalidad que late en las entrañas mismas de los animales, los vegetales y minerales –en todo el ecosistema–, podemos inferir la fuente de esta misma racionalidad: una Razón Superior. Este conocimiento de Dios, accesible a todo ser humano, se llama conocimiento natural de Dios.
La teología, en cambio, es un conocimiento sobrenatural porque su fuente –la Revelación Divina– sería inaccesible para nosotros si Dios no la hubiese revelado. Es decir, la teología supone la fe. Por tanto, lo que el teólogo hace es profundizar con su propia razón humana los misterios de la Revelación Divina. Entender y razonar a partir del dato que le da la fe. La teología es teo y logos al mismo tiempo: teo = Dios, logos = razón. Es el punto armónico de encuentro entre el hombre y Dios. No es algo sólo para alumnos, también es necesario para el docente.
No se llega a la teología sin el ejercicio, por tanto, del intelecto (no sólo de la razón, no sólo de la argumentación). La inteligencia humana es racional, por supuesto (racional = llega a la verdad a través de un proceso, el razonamiento, un proceso estructurado en distintos pasos), pero también puede captar verdades de forma inmediata, intuitiva. La inteligencia humana es racional, por supuesto, pero también accede a la realidad por caminos distintos al raciocinio y la argumentación. Por ejemplo, por el camino de la poesía. La lírica. La música. La literatura. La imagen, la metáfora. La rima.
Cuando la inteligencia de la persona se desarrolla de este modo, el hombre está en las condiciones óptimas para aceptar el mensaje revelado y, así, hacer teología, que es otra manera de profundizar en la verdad. Por eso es que la teología es inseparable del hambre por la verdad que todos nosotros hemos experimentado ya desde la niñez y que –espero– sigamos experimentando todavía hoy.
Esta sed por la verdad se manifiesta, ya desde la infancia, cuando el niño despierta a la edad de “las preguntas”. A partir de los 3 años, ya hay niños que preguntan a sus padres cosas. Saben algo y quieren saber más. Están admirados por lo que van viendo, sus ojos no descansan, buscan siempre ver un mundo que es nuevo, animales, colores, plantas, movimientos, sonidos, todo los sorprende, los deleita y desafía. Están realmente admirados, con enérgicos deseos de entender y aprender. Con sus más y con sus menos, esta disposición espiritual –si no es perturbada por los pseudo docentes de educación sexual integral, por ejemplo– suele continuar toda la infancia llegando a la cumbre en la pre-adolescencia.
La pre-adolescencia es la etapa decisiva, porque en ella esta sed de verdad se encuentra en un momento único: la persona experimenta, por un lado, toda la candidez que le viene como consecuencia de la lógica falta de experiencia. Por otro, experimenta por primera vez el gran poder de su capacidad intelectual, que en esos años él mismo advierte como superior a lo vivido en su infancia. De ahí que sea tan importante llegar a una buena resolución de esta etapa de la vida. ¿Cuál es esa resolución? Vivir en la prioridad del logos. Que el pre-adolescente vea que la verdad, la justicia, el bien siguen siendo lo más importante –como lo fue en su infancia– y no que sus referentes (padres, docentes, familia) le decían una cosa cuando era chico pero que, ahora, le dicen otra. Es muy triste para ese pre-adolescente verse decepcionado por aquellos referentes.
Si la pre-adolescencia se resuelve mal, el adolescente será un escéptico. Un descreído de la nobleza, la justicia y el honor, y un mero practicando del poder y el interés. Si se resuelve bien, tendremos a un adolescente con convicciones morales fuertes, con principios íntegros, capaz de ser fiel, combatir, mantener su palabra. Es este segundo tipo de joven el que está en condiciones de entender la filosofía y, por tanto, la teología. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Confiamos en la verdad, en ese mundo de justicia, ideal? ¿O nos cansamos de luchar “contra todos” en la soledad y, ahora, aceptamos vivir en la mentira, en la conveniencia?
Ahora sí estamos en condiciones de profundizar en el método de la Suma. Porque ahora entendemos lo importante que es la teología.
No hay teología sin amor, sin pasión por la Verdad.

*          *          *

El esquema o estructura que constantemente se aprecia en la Suma es la presentación de un tema, en forma de afirmación (por ejemplo, Sobre cómo proceden las cosas desde el primer principio); luego, el tema se subdivide en varios artículos encabezados por preguntas. Así, por ejemplo, la cuestión 45 de la Primera Parte habla de esto. Y se plantean 8 artículos, algunos de cuyos títulos son:
Crear, ¿es o no es hacer algo de la nada?
–Dios, ¿puede o no puede crear algo?, etc.

Las preguntas siempre son disyuntivas: por sí o por no.
Cada uno de estos artículos comienza con argumentos contrarios a su propio título. Así, por ejemplo, el artículo plantea si crear es hacer algo de la nada, y Santo Tomás dirá “No, no es hacer algo de la nada porque…”. Y ofrecerá sus razones.
Siguiendo los ejemplos, en el segundo artículo se plantea si Dios puede crear; y nuevamente Santo Tomás presentará argumentos que respalden que no puede, desafiando así a nuestra mente.
A veces, sin embargo, esta forma de presentación nos descoloca como lectores. Por ejemplo, este artículo llamado Dios, ¿puede o no puede crear algo? parece que, evidentemente, exige una respuesta afirmativa. Y con énfasis: ¡por supuesto que sí! ¿No lo aprendimos en Catequesis?
En este caso, la respuesta final efectivamente es afirmativa. Sin embargo, lo interesante de la Suma es precisamente su método, respecto del cual veremos en detalle en esta conferencia. El “método” no es otra cosa que el camino por el cual se llega a algo. La palabra método, en efecto, significa camino a seguir. Designa el procedimiento, los pasos que debemos tomar para llegar algún lado.
Es precisamente en el método tomista donde radica el desafío: los argumentos que el Aquinate plantea por el no, por la negativa, tienen que ver con CÓMO SE ENTIENDE que Dios puede crear. Es decir, a la afirmación –sin dudas verdadera– “Dios puede crear”, Santo Tomás puede oponerle –con inteligencia y, diríamos, hasta con picardía– otra verdad, que a primera vista parece contradictoria. Otra cosa que también hace es oponerle directamente un error que –por cómo es presentado– parece verdad.
Cuando leamos estas objeciones, probablemente, nos quedemos cavilando un rato. Es bueno que nos demos un tiempo para intentar pensar por nosotros mismos la respuesta, antes de ir a las “Soluciones”.
Ante todo, no sabremos si estamos ante un argumento falso que parece verdadero o ante otro argumento verdadero que parece oponerse a la verdad inicial. Ahí está el juego, en razonar, en pensar, en intentar “encontrarle la vuelta” y descubrir toda la diversión que hay dentro de cada artículo, cuya unidad es una joya y un milagro.
Así, nuestra mente puede buscar –de forma espontánea– un camino para conciliar ambas cosas, y está bien, eso es lo correcto. Por eso la lectura de la Suma es un desafío; Santo Tomás nos desafía a pensar, a entender la fe movidos por la presión de otros argumentos.
Tenemos entonces que la estructura de la Suma es la siguiente:

·     *Título donde se plantea el tema
         * Artículo donde se desliza el interrogante, en forma disyuntiva

Pero aquí no termina la estructura. Dentro de cada artículo, como se dijo, Santo Tomás plantea objeciones que siempre comienza de la misma forma: “Parece que las cosas son de tal manera”. Y ofrece sus argumentos. La mayoría de las veces, invoca la autoridad de Aristóteles. En otras ocasiones, también a San Agustín e incluso reproduce frases textuales de la Biblia. En otros casos, se apoya en definiciones generales –de autor desconocido– sobre elementos o conceptos filosóficos. Por ejemplo, en la definición de acción, movimiento, cambio, etc. Y en otras circunstancias, propone argumentos falsos que parecen verdaderos.
Cabe insistir en este punto en que los argumentos presentados bajo ciertas autoridades –Biblia, San Agustín y Aristóteles– siempre son verdaderos. Si Santo Tomás los opone con otra verdad, es para que ejercitemos la mente y hagamos el esfuerzo de intentar ver cómo se concilian dos afirmaciones que, en principio y a vuelo de pájaro, parecen contradictorias.
Luego de presentar sus argumentos en contra, Santo Tomás termina con una frase cortante, seca y lapidaria. Suele decir: “Contra esto (es decir, contra estos argumentos), está lo siguiente…”, y ahí sostiene tal cosa. Y sentencia. En latín, a esta parte le decimos Sed contra.
A continuación, luego del Sed contra, el Aquinate desarrolla la explicación en detalle, con todos sus pormenores, del problema. Es el famoso respondo dicendum, también conocido como “el cuerpo del artículo” o simplemente respondo. Es la parte más sustanciosa del mismo.
En el respondo, Santo Tomás no ofrece una respuesta directa a las objeciones planteadas al principio. Va por otro camino. Resuelve el dilema partiendo de definiciones, razonando, distinguiendo sentidos de las palabras que –a primera vista– se nos ocultaban hasta llegar a establecer una respuesta al título del artículo. En el caso que tomamos como ejemplo, el santo establece al final que crear es, efectivamente, hacer algo de la nada y establece que Dios puede, efectivamente, crear algo. Y lo hace conciliando las objeciones con su tema. No siempre rechaza el valor de esas objeciones –salvo que se trate de argumentos erróneos– sino que descubre lo que tienen de verdadero, puntualizando sus límites.
Luego, Santo Tomás resuelve cada una de las objeciones planteadas. Una por una, por separado.
Por tanto, la estructura que refleja el método de Santo Tomás es la siguiente:

·         Título del tema
·         Artículo en forma de pregunta disyuntiva
·         Objeciones
·         Contra esto…
·         Respondo dicendum
·         Solución a las objeciones

Desarrollo
            Como dijimos al principio, esta estructura se mantiene en toda la Suma. Y también el método, esto es, el procedimiento por el cual Santo Tomás llega a la verdad.
            Veamos un ejemplo.
En la cuestión 3, el Aquinate hablará de la simplicidad de Dios. Y en el artículo 1, se pregunta si Dios es o no cuerpo. Espontáneamente, cualquiera de nosotros respondería negativamente. Sin embargo, Santo Tomás invoca la autoridad de la Biblia y reproduce las siguientes frases: Los ojos de Dios miran a los justos (Sal 33,16): La derecha de Dios hizo proezas (Sal 117,16). Tener ojos y poseer mano derecha es propio del ser corpóreo. “Por lo tanto –dirá Santo Tomás–, Dios es cuerpo”. Todas las objeciones de este artículo son de ese estilo: se reproducen partes de la Biblia donde se le atribuye a Dios partes corpóreas, una figura o un lugar.
Sin embargo –y para realmente estimular la mente al desafío de pensar la fe–, Santo Tomás nos vuelve a provocar en el Sed Contra, invocando la Escritura. Concretamente, el Evangelio de San Juan. Y ahí leemos: “Dios es Espíritu” (Jn. 4,24).
            Estudiemos la lógica de Santo Tomás.
Tomás opone una frase de la Escritura que habla de Dios como un ser corpóreo a otra frase de la misma Escritura que lo presenta como un ser incorpóreo. Pone frente a frente dos frases incompatibles –al menos en apariencia– sustentadas en la misma autoridad: la Biblia. ¿Y cómo saldrá de este callejón sin salida nuestro santo y maestro? ¿Está arrinconado? ¿Quedó atrapado en su propia trampa?
Notemos primero que para poder diseñar este ejercicio, debe conocerse previamente las partes de la Biblia que la integran.
Y recordarlas. De lo contrario, ¿cómo se las podrá poner una frente a otra?
Resolver este tipo de aparentes incoherencias           es más importante de lo que puede parecer a primera vista. Muchos se precipitaron en el ateísmo o perdieron su fe por no saber cómo solucionarlas.
            El camino que elige Santo Tomás para resolver el dilema es el uso el lenguaje. No hay contradicción en atribuirle, por escrito, caracteres corpóreos a Dios porque la Sagrada Escritura nos transmite lo espiritual y divino bajo imágenes corporales”. Es decir, transmite algo (lo espiritual y divino) de determinada forma (bajo imágenes corporales). ¿Por qué? No lo dice Tomás pero arriesgamos que se trata de una cuestión pedagógica: el hombre aprende a partir de las imágenes, de los ejemplos, de lo concreto –somos un cuerpo unido a un alma, un alma unida a un cuerpo– y nos es más fácil entender las cosas así. Además de que las imágenes, si son bellas, transmiten también placidez y serenidad, predisponiendo la mente a comprender mejor.
            Así, por ejemplo, en el libro de Job (11,8-9), se dice que Dios “es más alto que el cielo”. Y aunque la altura sea propia de los seres corpóreos, lo que aquí se quiere indicar es “la fuerza de su poder (el de Dios) sobre todo”, sobre todas las cosas. También se dice en la Escritura que Dios es “más profundo” que el infierno. Son profundos los mares, los abismos, lo sabemos. Estrictamente hablando, los espíritus no pueden ser “profundos” porque no tienen extensión. Pero la Biblia aquí quiere dar a entender –usando el término profundidad– la facultad que Dios tiene “de conocer lo oculto”. Por último, en la cita de Job reproducida por Santo Tomás, leemos que el autor sagrado dice de Dios lo siguiente: “Su medida tiene la longitud de la Tierra y la latitud del mar”. Nuevamente, el Aquinate explicará el porqué de este lenguaje, diciendo que “por la longitud” se pretende indicar “la duración de su existir”. El hombre antiguo ignoraba la longitud de la Tierra y, por tanto, la longitud de la Tierra era una buena manera de hacerle presente la duración infinita de Dios. Y termina el santo: “por la latitud” del mar, se indica el amor de Dios “a todo”.
            Pero Santo Tomás no cierra aquí la interpretación sino que invoca a otro autor –en este caso, Dionisio– que nos explicará cómo entender las palabras profundidad, longitud y latitud. Dice Dionisio que por la profundidad de Dios hay que entender lo inalcanzable de su esencia; por la longitud, el despliegue de su fuerza que todo lo penetra; por la latitud, su presencia en todas las cosas por cuanto todas las cosas existen bajo su protección.
            De esta manera, distinguiendo y precisando los sentidos de las palabras, el Aquinate logra reconocer (no introducir) armonía entre las afirmaciones de la Biblia.
Podemos concluir nosotros que Dios, en sentido propio, estricto, no tiene cuerpo. En sentido metafórico, valiéndonos del lenguaje para poder entender lo invisible mediante lo visible, repetimos con total tranquilidad y sin miedo alguno esos versículos que le atribuyen corporeidad a Dios.

Conclusión
            No fue, en absoluto, deseo de Santo Tomás sembrar duda alguna sobre el valor de la fe o de las Escrituras. Antes bien, su confianza imperturbable en que la Verdad Divina no podía contradecirse a sí misma –y que, por lo tanto, tenía que haber alguna manera de conciliar fragmentos de la Biblia, aparentemente incongruentes entre sí– lo llevaba con total libertad a formularse los más complejos y complicados argumentos. Confiaba tanto en la racionalidad del universo que exprimía su propia racionalidad al máximo, sabiendo que la primera nunca podría ser derribada por la segunda.
            Asimismo, y a fin de evitar malos entendidos, Santo Tomás no puede ser señalado como un vulgar “relativista”; esto es, un hombre que tenía la vana afición de discutirlo todo. A diferencia del relativista, él reconoce maestros de talla –Aristóteles, San Agustín, Dionisio, entre otros– sobre los cuales se apoyará. No critica por criticar, no pone la duda como comienzo de la filosofía. Como buen hombre de fe, la Escritura es su punto de partida inmodificable. Pero eso sí… ¡Santo Tomás quiere entenderla! Y quiere hacérnosla entender a nosotros.
            Sin dudas, la lectura de la Suma Teológica es exigente. Nos pondrá incómodos, nos revelará nuestras limitaciones. Precisamente por eso, nos hará crecer. Porque el alma sólo progresa con esfuerzos intensivos: leer algo que no representa ningún obstáculo no nos cambia demasiado. Por eso la Suma es una lectura para valientes, para personas que tengan el coraje de pensar la fe, buscar entenderla, saliendo de la comodidad. La fe busca el intelecto y, cuando maduramos, la fe es la cruz del intelecto (Crux intellectus, decía el Padre Castellani). Por lo mismo, una tarea que ejercitará nuestra humildad. Porque probablemente, la lectura de la Suma humille nuestro orgullo: nos creemos muy inteligentes, muy “piolas” y “vivos”, pero toda sensación quedará hecha trizas cuando nos coloquemos ante la profundidad, la magnitud y la penetración del santo intelecto de Tomás de Aquino.
            La Suma será, probablemente, compleja para nosotros. Pero muy nutritiva: media hora de lectura de la Suma será más provecha que muchos otros libros y publicaciones, donde lo que brilla por su ausencia es todo tipo de método.
            Como enseña habitualmente la profesora Alejandra Monroig, la Suma Teológica requiere de nosotros la conversión de pensamiento: estamos atados a un modo de razonar erróneo. Somos perezosos y no queremos salir de ese estado. Algunos razonamos mal, y otros ni siquiera estamos acostumbrados a dar argumentos. Como si no nos importara.
            Cuando algo no nos gusta, muchos preguntan con arrogancia ¿Y por qué? ¿Por qué yo tengo que hacer esto, o no hacer aquello? Ahora bien, pedimos a los demás razones de lo suyo. ¿Podríamos dar razones de lo nuestro? Por eso, acercarse a la Suma Teológica requiere reconocer que –muchas veces y por lo general– estamos muy lejos de poder sostener racionalmente lo que afirmamos.
            Que aproximarnos a esta obra sea para nosotros un momento clave en nuestra formación. No sólo para los alumnos sino también para los docentes. Muchas gracias.

viernes, 12 de octubre de 2018

Carta abierta a S.E.R. Monseñor Fray Carlos Azpiroz Costa - Por la Dra. Pamela Mas de Cachero


Bahía Blanca, lunes 24 de septiembre de 2018

Carta abierta a Monseñor Fray Carlos Azpiroz Costa


Pamela Mas de Cachero (médica provida)


S.E.R. Monseñor Fray Carlos Azpiroz Costa

Mi nombre es Pamela Mas. Soy esposa, médica, y madre de un niño de 14 semanas de gestación en camino.
Le escribo estas líneas en calidad de hija de la Iglesia, y haciendo uso del derecho a la corrección fraterna, con profundo dolor, decepción y enojo por el rol que usted y muchos Obispos de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) han adoptado desde el 1 de marzo, día oscuro para nuestro país, en que se dio inicio al debate de  lo innegociable: la vida humana.
Muchos de nosotros esperábamos que usted, como ARZOBISPO y pastor que es, adoptara un rol precisamente de guía y cabeza de esta pequeña iglesia, como corresponde a su investidura. Por el contrario, fuimos testigos de una iglesia tibia, cobarde y servil al nefasto gobierno de turno.
En primer lugar, lo he escuchado decir “que el Estado se empeñaba por clericalizar el debate, pero que esto era cuestión de medicina y derecho”. La cuestión del aborto es primariamente una cuestión de fe. Por algo la Iglesia es Madre y Maestra: es parte de su función enseñarnos. La labor de ustedes consiste en la salvación de las almas, ese es el fin último. ¿Cómo puede ser que el aborto no sea una cuestión de fe cuando existe un quinto mandamiento? El Concilio Vaticano II calificó al aborto como “crimen abominable”, frase que el Santo Padre Francisco cita en el año 2014. ¿Y cómo puede ser que, si es un homicidio, usted persiga y tilde de “inmisericordes” a los que, como yo, decimos que la mujer que aborta es homicida? Habrá atenuantes, habrá mujeres victimarias y víctimas, eso no lo juzgo, para eso la ley contempla caso por caso, como Dios mismo lo hace. Reconocer que la mujer que aborta es homicida no es pecar contra la Misericordia, sino al contrario, reconociendo la gravedad de su pecado, sabemos que Dios, si hay arrepentimiento sincero, perdona. Porque Él sí, y no usted ni nosotros, es rico en Misericordia. Recuerdo un salmo que reza “La misericordia y la justicia se besan”. Es justo llamar al aborto por su nombre. Y a todos los que participan en este crimen también (madre, padre, amigos, personal sanitario, legisladores, gobernantes).



Usted dijo también que se eligió a Mons. Bochatey, experto en Bioética, como portavoz de la CEA, pero renegó que los medios de comunicación lo humillaran y tergiversaran su discurso. Déjeme decirle, con profundo respeto, que a la mayoría de los laicos que hemos participado en los medios nos han ridiculizado, difamado y humillado. ¿Y? ¿Cuál es el problema? Ninguno nos hemos quejado de esto, al contrario, nos gloriamos en las bienaventuranzas.
Muchos hemos expuesto nuestros nombres, reputación, matrícula y hasta puestos de trabajo con tal de defender al no nacido. Por militar de una manera tan firme muchos nos han quitado hasta el saludo. Desgraciadamente lo hicimos con un gran sentimiento de orfandad y soledad, porque nuestra propia iglesia no estuvo a la altura de las circunstancias. Déjeme decirle, con pena, que si esta ley del aborto no salió, no fue gracias a Uds., pastores y guías de la iglesia, sino gracias a Dios, a nuestra Señora de Luján y al pueblo valiente de laicos, y un puñado de curas. Cabe destacar también, el encuentro que realizaron nuestros hermanos evangélicos el 4 de agosto: a ellos los vimos orando sin vergüenza ante cámaras, nombrando a las cosas por su nombre, y pidiendo por la sanación y conversión de estas mujeres. Sin embargo, en Luján los hemos escuchado decir que el aborto es una “tragedia”… ¿sólo una tragedia, sólo un drama? ¿Es tan difícil llamar a las cosas por su nombre?
Finalmente, vemos con tristeza que este tema no finaliza acá. Ahora, con la Educación Sexual Integral, el Estado totalitario se pretende adueñar de la inocencia de nuestros hijos. Si esta ley, ya existente desde el 2006 (que tiene sus serias objeciones morales), se llegase a modificar y se agregase la perspectiva de género no-científica, peligra seriamente la salud espiritual de nuestros niños. Muchos matrimonios de Bahía Blanca, en vez de encontrar un refugio en los colegios católicos, se encuentran en estos con la difusión de la ideología de género y la mentalidad anticonceptiva. ¿Cómo puede ser esto? Y si la iglesia no nos da respuesta, ¿a quién recurrir entonces?
Creo que tienen la oportunidad de cargarse la Patria y las almas al hombro, y de liderar una fuerte campaña para que esto no llegue a su legalización. Ya vieron que los laicos estamos con ustedes, esperando que asuman el rol que les fue asignado por Cristo. Estamos dispuestos a seguirlos y acompañarlos, a alentarlos y a no dejarlos solos. Recuerdo al valiente Cardenal Cipriani de Perú, que alentó a sus fieles a protestar masivamente contra la ideología de género.
Hago público mi reclamo y mi corrección, porque pública fue la omisión suya y de muchos Obispos de la CEA.
Sin más, saluda a ud. filialmente en Cristo y María Santísima, Nuestra Señora de la Merced.

Pamela Erica Mas de Cachero
DNI 33247397
Especialista en clínica médica
MP 2858

martes, 9 de octubre de 2018

Terminó el caso del aborto en el Hospital Rivadavia pero los provida seguimos de pié


Terminó el caso del aborto en el Hospital Rivadavia pero los provida seguimos de pié

Situación al martes 9 de octubre, 20:00 hs.

            Ante la versión circulante en los MMCC de que el aborto se realizó, y para ponerle fin a tantos sesgos, imprecisiones, falsedades e incluso mentiras, me veo obligado a puntualizar lo siguiente:

Los hechos detonantes

·         Viernes 28/09: circuló por whatsapp una alerta anónima sobre la futura realización de un aborto en el hospital Rivadavia, Av. Las Heras 2670, a cargo del Dr. Eduardo Fernández Rostello. La alerta fue enviada por una abogada provida, quien tenía elementos para dar crédito a esta versión (que, como es de dominio público, luego fue confirmada).
·         Comunicación con la abogada provida, para articular acciones a fin de confirmar o desmentir por parte del hospital la futura realización de un aborto. Trabajo conjunto entre varios abogados provida, la Red Federal de Familias-Misiones y el autor del presente artículo. Finalidad: recabar información.
·         Búsqueda de elementos objetivos (más allá de una denuncia anónima) y oficiales (esto es, la palabra del hospital) para confirmar que se iba a realizar un aborto en el Rivadavia. La idea era salvar al bebé, intentando persuadir a la familia e incluso ofrecer entre otras posibilidades la adopción. Hasta que no hubo esos elementos, la decisión fue no comunicar nada.
·         Desde el hospital, en los días siguientes al 28/09 y por vía telefónica, se manifestó desconocer cualquier dato respecto a un aborto. Ni se lo negó ni se lo confirmó.
·         Sábado 29/09: un colaborador de la Red Federal de Familias-Misiones se apersonó en el hospital procurando dos cosas: 1) confirmar que había llegado una mujer con voluntad de practicarse un aborto; 2) ayudar a la mujer embarazada, ofreciéndole personalmente adoptar a su hijo. Tampoco hubo éxito pues los empleados del establecimiento manifestaron desconocer cualquier elemento al respecto.
·         Lunes 1/10: realicé dos llamadas. Primero, a Prensa, que es la encargada de responder por todos los hospitales públicos de la ciudad. Pregunté y no tenían información sobre el aborto, por lo que ni confirmaron ni desmintieron. Luego llamé al hospital. La Operadora me comunicó con Dirección, y desde Dirección se me dijo que en el establecimiento no se hacían abortos”. Según se enteraron los abogados provida al día siguiente, el ambiente del hospital estaba ya bastante caldeado: llovían llamadas de interesados en el destino del niño y, por otra parte, unas pintadas de protesta habían aparecido esa misma mañana sobre unas chapas ubicadas en las calles Austria y Pacheco de Melo, manzana del hospital.
·         El primero de octubre fue el día más crítico para los provida, dado que el informante anónimo aseguraba que el aborto sería realizado al día siguiente. Asimismo, quienes estaban a la caza de elementos objetivos fueron encontrando respaldo indirecto de la verosimilitud de esta alerta. Se siguió cruzando información, con la esperanza de encontrar algún elemento “oficial” por parte del hospital, lo que tuvo lugar al día siguiente.



·         Martes 2/10: varias personas (entre ellas, abogados provida) tuvieron una conversación con el director del hospital, Eduardo Fernández Rostello. A lo largo de esta conversación, en donde se le entregó un petitorio en defensa del niño por nacer, el director reconoció ante todos los presentes que efectivamente “había llegado” un caso de aborto al hospital y que el mismo “se está estudiando”. Los testigos presentes relatan que el director no garantizó la absoluta protección de la vida del niño pero sí manifestó su descontento por las pintadas realizadas. Asimismo, el director reconoció al autor de este artículo que “el Ministro podría eventualmente dar vuelta la decisión del hospital”, y que él mismo no tenía “la última palabra”.
·         Miércoles 3/10: cercanos a las 18 hs., llega a nuestro conocimiento que el periodista Mariano Obarrio había deslizado el siguiente mensaje: “Tengo info de ultimo momento. Fuentes oficiales dicen que el Ministerio de Salud de la Ciudad dice extraoficialmente que están absolutamente tranquilos con la aplicación del protocolo ILE para el caso del Hospital Rivadavia. Que están dadas las causales y que el cudro psiquiatrico de la paciente obliga a la aplicación del protocolo. Pero que no van a dar información oficial por una obligación de confidenncialidad y que la única vía para obtener información es un recurso judicial que obligaría al Hospital a suministrar toda la documentación al juez, pero que de otro modo van a respetar la confidencialidad.u”. Es decir, la versión de Obarrio guardaba congruencia con lo que el director nos había dicho a los presentes el día anterior: habría una presión por parte del Ministerio de Salud de la Ciudad para ejecutar el aborto.
·         Viernes 5/10: en base al reconocimiento del martes 2 –según lo cual la más alta instancia del hospital había admitido ante testigos que el aborto “se estaba estudiando”, de lo cual se infiere necesariamente que asesinar a un inocente, rompiendo el Juramento Hipocrático, estaba dentro de las acciones posibles–, con el patrocinio y la ayuda de profesionales de Abogados Provida, denuncié penalmente al hospital. Asimismo, otros provida interpusieron un recurso de amparo con la esperanza de frenar el aborto.
·         Sábado 6/10: a través de su twitter, Obarrio relata que el aborto está frenado.
·         Lunes 8/10: se realizaron las siguientes llamadas.

13.08 hs.: una periodista de Clarín publica un artículo según el cual el aborto se habría realizado.
14.03 hs.: por teléfono, la Jefa de Guardia del Hospital Rivadavia me dice –ante la búsqueda de confirmación de la versión de Clarín– que “yo sé que el aborto no se hizo, hasta donde tengo conocimiento no se hizo”.
14.12 hs.: por teléfono, la persona que atiende en Prensa (Fijo: 4123-3214) me respondió –ante mi nueva búsqueda de confirmación de la versión de Clarín– que “quiero ver el caso”, por lo que no me dio respuesta alguna. Dejé mis datos y colgué.
14.20 hs.: Prensa me llama por teléfono y me dice que “Cumpliendo con la ley vigente y con el Código Penal, se realizó la ILE” (siglas que responden a lo que eufemísticamente se denomina interrupción legal del embarazo).
14.30: llamada mía al Ministerio de Salud. La operadora me comunica con la Jefa de Prensa del Ministerio. Por vía telefónica, ante otra búsqueda de confirmación de la versión de que el bebé habría sido abortado, se me responde que el Ministerio “no responde preguntas sobre casos de ningún paciente de ningún hospital, dado que todos esos datos se encuentran amparados por el secreto médico”.

·         Martes 09/10: a las 14.14, me apersoné en el Hospital Rivadavia. Casualmente, veo de lejos a su director, me acerco y le pregunto si se hizo o no se hizo el aborto. “No voy a dar declaraciones” fue su única respuesta.

           Paradójicamente, el Hospital Rivadavia había sido declarado "Amigo de la madre y el niño".

lunes, 1 de octubre de 2018

Aborto: crimen anunciado en el Hospital Rivadavia - Por Juan Carlos Monedero (h)


Aborto: crimen anunciado

en el Hospital Rivadavia


            Si le preguntamos a las decenas de mujeres que diariamente recorren los pasillos del Hospital Rivadavia, ubicado sobre la Av. Las Heras 2670, ninguna de ellas lo podrían creer. Varios iconos religiosos están presentes en cada piso, hay una sencilla y pequeña capilla también, y no faltan carteles con advertencias respecto de la salud de las madres embarazadas y sus bebés. Pero una denuncia anónima desenmascara esta hipocresía, originando una investigación y reacciones tanto periodísticas como judiciales.
            Son sugerentes las personas que actúan como culpables cuando supuestamente están obrando dentro de lo lícito. Y el caso del aborto en el Hospital Rivadavia no es la excepción.
Enterados de la denuncia, a lo largo de sucesivas llamadas, se buscó al respecto la palabra del Hospital. Sin embargo, ni la Operadora ni la Dirección del establecimiento pudo confirmar ni desmentir la realización de la práctica abortiva. Asimismo, tampoco los guardias de seguridad, el personal de maestranza, las enfermeras y especialmente las encargadas del sector de Maternidad estaban al tanto. Desde Dirección respondieron telefónicamente: “La jefa no está, no puedo dar ninguna información”. Pero otro tipo de información sí se da. Nunca se negó la comisión de un aborto.
Quizás algún lector pueda pensar que, al fin y al cabo, todo era falso: más allá de comentarios en las redes sociales, durante varios días las cosas no pasaron de un rumor. Si fuera un invento, era lógico que nadie sepa nada y que fuese imposible o al menos difícil desmentir una versión anónima. Sin embargo, dado que el aborto es delito en la Argentina, parecía raro que las autoridades del hospital no desmintiesen enérgicamente la posible comisión del delito. Por otra parte, desde los sectores provida comenzó la difusión del caso a través de las redes sociales. En las últimas horas, y aún hoy mismo, la gente se apersonó en las inmediaciones del hospital para denunciar que se estaba por matar a un niño. Así, tanto por parte del hospital como por parte de los provida se le daba algún tipo de crédito a la información. Unos, porque no la negaban. Otros, porque actuaban en consecuencia.
El informante aseguró que la joven embarazada volvería este martes 2 de octubre al Hospital Rivadavia para ser monitoreada por los profesionales de la salud que, no obstante este honroso nombre, le habrían suministrado los elementos para matar a su propio hijo.
            En una de las llamadas que realicé a fin de solicitar información, se me dijo que la Oficina de Prensa que estaba en condiciones de responder por todos los hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires atendía en el número 4123-3214/3302. Se llamó este lunes por la mañana, pero la operadora sostuvo que desconocía el caso y por tanto no podía brindar ninguna información.
El punto de quiebre es la denuncia penal del Dr. Marcelo Breide Obeid, radicada en la Comisaría 17 este 30 de septiembre, rozando las 20 hs. Bajo el número 501861/2018, caratulada Delito–Averiguación–Ilícito, se invoca la intervención del juzgado fuero penal y la Fiscalía Criminal Correccional Nº 53. ¿El objetivo? Evitar –en palabras del profesional denunciante– la muerte “de la persona por nacer”, como así también proteger “la salud de la madre” dado que el aborto pone en riesgo su vida. En efecto, no sólo la intervención en sí misma supone un riesgo vital para la madre y constituye un daño absoluto e irreversible para el no nacido. Además, el trauma psíquico y las secuelas producidas son –como lo demuestra la literatura médica– incurables.
Me informan que las personas provida situadas en la vereda del hospital, llevando imágenes de la Virgen y visibilizando el caso, están siendo molestadas por los guardias de seguridad.
En las inmediaciones del hospital hoy a la mañana se pudieron registrar algunas pintadas callejeras en protesta por el aborto.
El teléfono del Hospital Rivadavia es 4809-2000.
A las 12 del mediodía, por vía telefónica, desde Dirección del Hospital se desconoció la existencia de la denuncia y se sostuvo que en el establecimiento "NO SE REALIZAN ABORTOS".
Las autoridades del Hospital son las siguientes: Director, Dr. Eduardo Fernández RostelloSubdirectora, Dra. Marta Liliana Miranda.

Autor: Juan Carlos Monedero (h)
Lunes 1 de octubre de 2018