martes, 27 de febrero de 2018

15 razonamientos falaces y afirmaciones engañosas sobre el aborto y su despenalización - Por Pablo Grossi


15 razonamientos falaces y afirmaciones engañosas sobre el aborto y su despenalización

Por Pablo Grossi

1) "Es algo que siempre se hizo y se va a seguir haciendo. Hay que legalizarlo para que no mueran mujeres pobres en los abortos clandestinos". Falso: con ese criterio hay que legalizar las violaciones, los robos y todos los delitos que "siempre ocurrieron", para que el marco legal reduzca los daños colaterales. Lo que hay que hacer en realidad (si tanto nos preocupa que mueran mujeres en abortos clandestinos) es perseguir, denunciar y encarcelar a los responsables de las clínicas abortistas clandestinas. Decir "como siempre se hizo, hay que legalizarlo" es renunciar a sancionar delitos. Otro ejemplo: muchos de los promotores del aborto legal claman con justicia que dejen de morir mujeres cada 30 horas en episodios violentos. ¿Cabe aquí también la idea de que "siempre ocurrió y siempre seguirá ocurriendo"? ¿O hay esperanzas de que deje de suceder? ¿Por qué entonces no podemos apostar a que desaparezcan las clínicas de abortos clandestinos?

2) "Hasta las 12 semanas es sólo un manojo de células". Falso. Desde la concepción hay un nuevo ADN ¿Lo dice la Biblia? No. Lo dice la ciencia. La Academia Nacional de Medicina, por ejemplo. Y hete aquí la cuestión central: el inicio de la vida. Ni siquiera los mismos "abortistas legales" se ponen de acuerdo sobre el momento en que se inicia: en algunos países se puede abortar hasta el segundo mes, en otros hasta el tercero. Eso significaría que hasta el día 89, hora 23, minuto 59 es sólo un manojo de células, pero un minuto después ¡PUF! magia, ahora es un ser humano. Un actitud sincera de parte de los abortistas sería decir "no sabemos si es una persona o no, no sabemos cuándo pasa de ser manojo de células a ser una persona" (porque, digámoslo, en algún momento, la vida humana comienza). Y frente la posibilidad de que haya un ser humano... ¡no lo maten!. Supongamos que hay una competencia de caza de patos en un bosque. De repente, un cazador ve algo que se mueve entre los arbustos, pero no sabe bien qué es. ¿Le dispara o no le dispara? Existiendo, pues, el riesgo de que le dispare a otro cazador, es mejor no disparar hasta cerciorarse...

3) "Cada uno hace lo que quiere con su cuerpo. Es una cuestión de derechos y decisiones personales. Hay que legalizarlo". Por lo dicho arriba, no se trata de su cuerpo, sino del de otro. Mutilen sus propios cuerpos si les pinta. Pero no decidan por un tercero.

4) "Pero las víctimas de las violaciones...". El bebé concebido como producto de una violación es tan humano como vos o como yo. No tiene la culpa del aberrante ultraje que sufrió su madre. ¿Quieren luchar en serio por el bienestar de esas mujeres? Luchemos entonces para que el Estado les brinde asistencia y contención, y se garantice que los violadores no salgan de la cárcel (la gran mayoría son reincidentes). Y, sobre todo, los esfuerzos se tienen que volcar en la prevención de estos delitos aberrantes. Matando a la nueva persona que de hecho ya existe no se "desviola" a la mujer. Al contrario: se agranda aún más su tormento: el trauma post aborto no es joda. Siempre está la opción de dar a la criatura en adopción (siendo que hay tantas parejas que no pueden concebir...).

5) "En los países donde se legalizó disminuyeron drásticamente las cifras de mortalidad materna". Falso. En el aborto "legal y en el hospital" también mueren mujeres (además de morir el hijo). Y las muertes por abortos clandestinos son ridículamente inferiores a las que suceden por cáncer de pulmón, accidentes de tránsito o hechos de inseguridad. ¿Cuántas vida se hubieran salvado, realmente, si todos los esfuerzos y recursos para legalizar el aborto se hubieran volcado, por ejemplo, en campañas de prevención y concientización sobre estas problemáticas?

6) "Los que se oponen al aborto sólo piensan en la vida dentro del vientre. Pero no les importa la vida de los que ya nacieron". Recontra falso, injusto y prejuicioso. Dos de las organizaciones provida más grandes de Argentina, Conin y Frente Joven, hacen por la vida de los nacidos muchísimo más que cualquier abortista valiente del teclado. Busquen información, por ejemplo, sobre el programa "Defensores de mamás", o sobre los programas de nutrición de Conin.

7) "Todos los que están en contra del aborto están a favor de la pena de muerte". Frente a esta ridiculez se deben decir dos cosas: primero, no todos los que están en contra del aborto están necesariamente a favor de la pena de muerte. No existe conexión causal entre una cosa y la otra. Segundo, no hay incoherencia entre una cosa y otra. La muerte como pena recae sobre alguien que es culpable de algún delito y que pasó por un proceso judicial (OJO, con esto no estoy avalando la pena muerte, solo busco desmentir la supuesta contradicción). En cambio, en el aborto, un ser totalmente indefenso e inocente es condenado a muerte, sin tener siquiera la posibilidad de un juicio.

8 ) "Si el feto fuera un ser humano, entonces masturbarse o rascarse también sería un crimen, porque en esos actos también mueren células". Sangran los ojos de leer semejante burrada, pero juro que hay gente que piensa eso (¡y lo dice de manera socarrona, creyéndose súper pilla!). Les prometo que no es tan difícil ver la diferencia entre células epiteliales o espermatozoides de un adulto, y un ser nuevo con un ADN propio y distinto al de la madre.

9) "Se oponen al aborto porque son fundamentalistas religiosos". Falso: también hay gente atea que se opone. Todos los argumentos éticos para oponerse al aborto se apoyan en la evidencia de la ciencia. No en la Biblia, Dios o el papa. (Curioso ver cómo se acepta o no la ciencia en función de los prejuicios ideológicos).

10) "No se preocupen, nadie los va a obligar a abortar a ustedes".... A ver: NADIE interpreta que a partir de la promulgación de una ley de despenalización todas las mujeres deberán abortar. Está clara la diferencia entre un supuesto derecho y una obligación. El problema está en que una sociedad que permite la muerte del indefenso se autodestruye. Es un suicidio colectivo. Y es complicidad con un genocidio silencioso (buscar "el grito silencioso" en Google).

11) "Yo estoy en contra del aborto, pero a favor de la despenalización". Quienes dicen esto evidentemente no entendieron bien el motivo por el cual hay que oponerse al aborto. Cuestión básica y fundamental que los abortistas pasan por alto: el inicio de la vida humana, y la consecuente muerte de una persona inocente e indefensa en cada aborto.

12) "No es un problema de moral, sino de salud reproductiva y de políticas públicas" Mucha tela para cortar acá: toda cuestión política supone una determinada postura acerca de lo que está bien y de lo que está mal. Esto aplica a toda acción y a toda persona, incluso a aquellos que aseguran que ya superaron las categorías de bien y mal: en todo obrar -tanto público como privado- se pueden inferir parámetros implícitos acerca de lo que está bien y de lo que está mal. Todos obran, conscientemente o no, en orden a determinados principios. Por otro lado, el uso desesperado de eufemismos para suavizar la cuestión pone de manifiesto que hay algo que se quiere tapar, edulcorar, diluir. El aludido concepto de "salud reproductiva", no solo es un eufemismo, sino una enorme contradicción: hablar de salud cuando el aborto mata, hablar de reproducción cuando el aborto la cercena. Otro eufemismo: "interrupción del embarazo": se interrumpe una conversación, la proyección de una película o un partido de fútbol... se interrumpen porque luego se pueden reanudar. Un vida eliminada, en cambio, no puede retomarse. La mujer, ciertamente, puede volver a quedar embarazada (es el momento oportuno para mencionar que el aborto, legal o ilegal, puede causar daños irreversibles en el útero), pero gestando un nuevo ser humano. El que se eliminó en el aborto se perdió para siempre.

13) "El aborto ayuda a regular la población". Perturbadoramente verdadero. Es cierto: el aborto tira abajo las tasas de natalidad de los lugares donde se implementa. Pero es una burda mentira el neomalthusianismo que pretende hacernos creer que hay gente que sobra en el planeta. Es peligrosísimo (además de falso y refutado de manera demoledora), pues abre las compuertas de cualquier método para reducir población. Ciertamente,se ha estudiado a fondo por qué hay quienes pretenden hacernos creer que en el planeta no hay lugar para todos. Ojo...

14) "Es bueno que la sociedad debata esto". Falso. Se debe debatir sobre un partido de fútbol, un método de cocción o una película. Se puede debatir una medida económica, una corriente pedagógica o el grado de apertura de un país hacia el mundo. Pero la vida no se debate. El derecho a vivir no se negocia. ¿Cuánta indignación y rechazo generaría en buena parte de la sociedad una ley que penara con la muerte a los violadores? Recordemos: uno de los argumentos por los cuales se pretende legalizar el aborto es para (supuestamente) aliviar el tormento de las mujeres que quedan embarazadas como producto de una violación. Ahora bien, la ejecución de los autores de dichos delitos no es algo que se pueda discutir... ¿por qué habría de debatirse la posibilidad de matar el niño, que ninguna culpa o responsabilidad tiene sobre lo acontecido a su madre?

15) "La oposición al aborto atrasa siglos". Muy divertido. La idea de que algo "atrasa" cobró fuerza en los siglos XVI a XVIII. Es simplista y mediocre decir: "lo antiguo es falso, lo nuevo es verdadero". No todo lo anterior es falso, no todo lo nuevo es verdadero.



Se puede apreciar que los partidarios del aborto tienen una montaña de argumentos. Nosotros tenemos sólo uno, pero que alcanza para tirar abajo cualquier intento de justificación: según demuestra la ciencia, la vida humana comienza en la concepción, y cualquier intento de eliminarla, por el motivo que fuere, constituye un homicidio.

lunes, 26 de febrero de 2018

La declaración de la Iglesia frente al debate en torno al aborto - Por Adolfo Aybar

La declaración de la Iglesia
frente al debate en torno al aborto

Análisis del reciente pronunciamiento
de la Conferencia Episcopal Argentina

Por Adolfo Aybar

El pasado sábado 24 de febrero, habiendo leído el titular de la nota de La Nación –según el cual “La Iglesia pidió que haya una discusión integral, sin violencia ni agresiones”[1]– simplemente no lo pude creer: parecía que se estaba invitando a entablar un diálogo para debatir si el aborto era o no un crimen. Recurrí a la página web de AICA (es decir, fui a la fuente) y me encontré con las siguientes palabras:

(que) “este debate nos encuentre preparados para un diálogo sincero y profundo que pueda responder a este drama, escuchar las distintas voces y las legítimas preocupaciones que atraviesan quienes no saben cómo actuar, sin descalificaciones, violencia o agresión”[2].

Puesto frente a la evidencia no me es posible negarla, aunque sigo sin poder concebir, sin poder aceptar intelectualmente, que la Iglesia argentina acepte o consienta en dialogar acerca de si un crimen es un crimen, especialmente cuando media la vida de una persona especialmente indefensa.
Está claro que el aborto está mal, y que en las explicaciones que nos brinda la ciencia tenemos suficiente. No considero necesario sin embargo apresurarse en eliminar el dato de la Revelación sobrenatural, negando a la fe la posibilidad de declarar cómo son las cosas. Nosotros, la Iglesia, debemos defender la vida inocente, tanto desde la Fe como desde el orden natural. Más aún: el hecho que la fe sea congruente con el conocimiento científico es un indicio de su validez, porque la verdad no puede contradecirse a sí misma.



En otro orden de cosas, estoy convencido de que debemos acompañar a aquellas mujeres que ante una situación límite personal sufren la tentación de abortar. Y también tenemos que ser misericordiosos y compasivos con aquellas que ya abortaron y que se encuentran desamparadas al tomar conciencia de este crimen cometido. Sin embargo, todo esto no implica en absoluto la posibilidad de que sea legítimo un diálogo sobre la despenalización el aborto. ¿Qué pasaría si nos ponemos a debatir si debemos tener vacaciones, o no? ¿Qué pasaría si debatiésemos, acaso, si cobrar un sueldo por nuestro trabajo, o no? ¿Se imaginan debatir si los hijos -o los empleados- pueden faltarle el respeto a sus padres o a sus jefes? No serían debates fructíferos sino planteos insultantes.

Por último quisiera hacer saber que somos muchos los que reconocemos y sostenemos este principio moral intransigente –a saber, que toda vida humana inocente es intocable–, y que también somos la Iglesia. La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina no agota la dimensión de la Iglesia. Ante todo, Nuestro Señor Jesucristo es Cabeza de ese Cuerpo Místico que es la Iglesia; y todos los bautizados somos su Cuerpo Místico, cuerpo en el que cada uno cumple una función única, al igual que en nuestro organismo.
Sin ánimo de juzgar precipitadamente a nadie, sino sólo de encontrar la verdad, parece estar fuera de toda discusión coherente el hecho de que la vida es un bien, y que todo acto que intente acabar con una vida inocente es un mal. El aborto acaba con la vida inocente, por lo tanto es un mal. En consecuencia, no es negociable. No podemos propiciar ni consentir alegremente la discusión acerca del aborto.



[1] https://www.lanacion.com.ar/2111736-la-iglesia-pidio-un-debate-integral-sobre-el-aborto-sin-violencia-ni-agresiones
[2] http://www.aica.org/32455-episcopado-respetuosos-de-la-vida.html

domingo, 25 de febrero de 2018

Sobre el discurso pro aborto - Por Juan Carlos Monedero (h)

Sobre el discurso pro aborto

(Carta de lectores enviada al diario La Nación)

Asistimos, por enésima vez, a la polemización de lo obvio: ¿es sólo un feto o una persona humana en estado fetal? ¿Es una vida o un “proyecto de vida”?
Quienes pretenden despenalizar la práctica del aborto vuelven a dejar de manifiesto que no tienen razones sino objetivos. Una razón es un concepto o idea en la que se cree honestamente. Un objetivo, en cambio, es un fin que se persigue a toda costa. Los grupos pro-aborto han dado sobradas muestras de que pertenecen al segundo grupo, toda vez que su discurso se revela notoriamente incongruente: dicen que están a favor del aborto en casos de violación pero respaldan proyectos de ley de abortos irrestrictos; dicen que pretenden liberar a la mujer pobre de la carga de ser madre, pero proclaman que es un derecho de todas las mujeres. Si fuese de todas las mujeres, ¿qué importancia tendría que la mujer fuese pobre? Si sólo aceptan el aborto para casos de violación, ¿por qué defienden proyectos de aborto irrestricto?
La congruencia, si bien no es una condición suficiente de la verdad del discurso, ciertamente es una condición necesaria. Que el lector juzgue si ella forma parte de esta mentalidad.

Juan Carlos Monedero
DNI 31.915.771

martes, 13 de febrero de 2018

Ciencia y fe. Debates pendientes - Carta de Lectores enviada al diario La Nación


Ciencia y fe. Debates pendientes

Carta de Lectores enviada al diario La Nación


          El día 8 de febrero, La Nación publicó un artículo titulado “No confundir la fe con la ciencia”[1], firmado por Jorge V. Crisci (Profesor emérito, Universidad Nacional de La Plata, académico de número de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria) y María José Apodaca (becaria postdoctoral de Conicet). En respuesta a los contenidos vertidos en el mismo, ese mismo día redacté –con la colaboración de la Profesora en Historia Sofía González Calvo– una carta de lectores, que no fue publicada. De modo que la reproducimos a continuación, sugiriendo a los interesados que primero lean el artículo desencadenante:

*        *        *

El día de ayer, se publicó un artículo acerca de temas vinculados a la ciencia, la filosofía y la fe. Como egresado de una universidad católica, cuya tesis se basó en estos temas, me sentí impulsado a escribir. Sin meterme en el área jurídica, deseo puntualizar:

1) Lo que actualmente se entiende por teoría de la evolución es una reformulación de la teoría ideada por Darwin en el siglo XIX, luego de que las leyes mendelianas obligaran a los darwinistas a resignificar su explicación;

2) En el cap. VI de “El Origen de las Especies”, el mismo autor indica la ausencia de evidencia paleontológica como argumento contrario a su propia teoría;

3) Las semejanzas entre los seres vivos no son prueba concluyente de la teoría (excepto si suponemos precisamente lo que queremos probar): el hecho de que todos los organismos posean ácidos nucleicos (ADN, ARN) puede ser interpretado como un diseño común, y no como un ancestro común;

4) El ejemplo invocado de cepas que desarrollan una mayor resistencia a los antibióticos tampoco parece superar la crítica, toda vez que las mismas no han experimentado un “cambio” de especie sino solamente una mutación en la línea de su misma especie;

5) Que el universo fue creado por Dios es una verdad de fe, a la que el hombre accede por Revelación. En sí misma no es objeto de conocimiento científico; en cuanto a su capacidad para ser medida y cuantificada, la creación está a la misma distancia de la evolución, que habría sido un proceso de transformación de especies ocurrido hace millones de años;

6) Así como no debemos “confundir” la fe y la ciencia, tampoco es justo presentar como incontrovertible una teoría que en este momento los científicos no dejan de discutir.

Juan Carlos Monedero
Lic. en Filosofía UNSTA
DNI 31.915.771